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CiU desecha los pactos con ERC para favorecer los acuerdos con Aznar

Convergència i Unió (CiU) no se plantea de momento un cambio de estrategia política en Cataluña y, por tanto, un acercamiento parlamentario hacia los independentistas de Esquerra Republicana (ERC). Los nacionalistas consideran que su colaboración con el Partido Popular (PP) puede proporcionarles más ventajas para la negociación de un nuevo sistema de financiación autonómico que un atrincheramiento hacia posiciones soberanistas que, sin duda, desagradaría a los conservadores y en especial a José María Aznar.

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"Cuando dos quieren andar juntos, no hace falta un tercero". La frase, del portavoz del Gobierno central Pío Cabanillas, resume el sentimiento de los dirigentes del PP y de CiU sobre el estado de su colaboración parlamentaria. Y ayer, el portavoz de Unió Democràtica, Jordi Casas, remató la idea: "La mejora del autogobierno y de la financiación depende del Estado y la vía más sensata y la que han elegido los electores es la de un entendimiento con el Partido Popular".Tras las entrevistas que José María Aznar ha mantenido con Jordi Pujol y Josep Antoni Duran Lleida parece claro que los nacionalistas catalanes no van a hacer ningún gesto que disguste al Partido Popular. Al contrario, Casas explicó que CiU intentará que la colaboración y el diálogo se prolongue toda la legislatura. "El escenario de un enfrentamiento dialéctico [con el PP] no lo hemos de prever porque no lo tenemos", afirmó.

Se impone el sentido común, según UDC. El clima de las relaciones entre conservadores y nacionalistas pasa por uno de sus mejores momentos, sostienen los líderes de la coalición, y por tanto no es cuestión de torpedearlo. Un posible acuerdo parlamentario en Cataluña con ERC daría al traste con esta luna de miel. Así, el portavoz democristiano se encargó de rechazar la oferta lanzada por los independentistas. "Tomamos nota", manifestó, "pero no tendría sentido un cambio de postura. Las cosas son como son, no como nos gustaría a veces que fueran". Por su parte, fuentes de Convergència apuntaron que habrá que esperar a la conferencia nacional que Esquerra celebrará en julio para ver qué conclusión adoptan los independentistas sobre futuros acuerdos de colaboración con CiU.

No obstante y de momento, el PP se mantiene receptivo a las reivindicaciones de los nacionalistas catalanes. "El PP tiene disponibilidad de hablar de la financiación y del autogobierno, de forma que no hay elementos para desconfiar sobre que no se logre un acuerdo", enfatizó Casas. El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, en declaraciones a Catalunya Ràdio, abundó en esta idea: "Veo más posibilidades ahora que hace un año de que lleguemos a un sistema que estoy seguro de que no será el que Cataluña tiene derecho, pero sí será sensiblemente mejor del que tenemos".

Reuniones de Pujol

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Similares tesis transmitió el pasado domingo Jordi Pujol a su más estrecho círculo de colaboradores en el partido, el secretariado permanente de Convergència Democràtica, con quienes se reunió el pasado domingo. Con el consejero de Economía, Artur Mas, y el presidente del grupo de CiU en el Congreso, Xavier Trias, Pujol mantuvo además reuniones a solas.

Pujol y Duran Lleida han quedado más que satisfechos de sus entrevistas con Aznar, y aunque son conscientes de que el PP dispone de mayoría absoluta, la voluntad de colaboración de los populares parece más que comprometida.

El presidente y Mas analizaron la estrategia política que seguirá CiU en las negociaciones con el Partido Popular en las próximas semanas con vistas a acordar diversas iniciativas parlamentarias del Gobierno. El disparo de salida se producirá mañana, cuando Mas y Trias se reúnan en Madrid con el ministro de Economía, Rodrigo Rato, para estudiar las medidas de liberalización económica.

Aunque los nacionalistas desconocen los pormenores de la iniciativa económica del Gobierno, CiU se opone en principio a ampliar el horario de apertura de los establecimientos comerciales porque, a su juicio, tan sólo beneficiaría a las grandes superficies en detrimento del pequeño comerciante, con una gran implantación en Cataluña. Además, la medida podría invadir competencias de la Administración catalana.

Otro punto conflictivo podría ser la liberalización de la venta de libros de texto. Algunos editores catalanes ya han transmitido a CiU su oposición a esta medida.

Manolo S. Urbano

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