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Tribuna:LA CRÓNICA
Tribuna
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Lo reaccionario: últimas tendencias GUILLEM MARTÍNEZ

Sobrevivir. Presentación de Bridget Jones: Sobreviviré / Bridget Jones perd el sentit (Lumen / Edicions 62), de Helen Fielding. Al acto asisten señoras, señores, señoritas y el retén de abuelitos que está de guardia non-stop en la sala de actos de la FNAC. Si se instalaran 29 cámaras en la sala, se podría rodar con cuatro duros el programa Gran Abuelo. La primera entrega de los diarios de Bridget Jones fue, por cierto, la pera. Un día iba por la calle y vi a una chica que caminaba mientras leía el libro. Algo sorprendente, pues ya nadie lee, silba, se reubica la gomita de la underwear, o come pipas por la calle. Lo que confirma que el de Fielding fue un libro con un amplio poder de convocatoria. Si no todo un fenómeno. Quizá por tres razones, a saber: a), b) y, como habrán adivinado, c).A) El diario de la Jones apareció en las páginas de The Guardian, el periódico I+D de UK. Sintonizó con un amplio sector de público, que percibió en ese producto un nuevo punto de vista. El éxito fue radical en el periodismo británico, un periodismo abierto a la literatura -la obra del mejor Woodehouse, con el que uno se parte el pecho, apareció en la prensa; luego era periodismo- y al tratamiento literario y experimental de la información -yo qué sé; Martin Amis, por ejemplo-. Jones viene a confirmar que periodismo escrito es todo aquello que aparece en un diario. Como un bikini es cualquier cosa que te pones en la playa. Lo que invita a pensar que aún faltan puertas por abrir en ambos géneros. Una buena noticia para los lectores de prensa. Y para los no lectores de prensa que van a la playa.

B) La Jones supone un signo de valoración del punto de vista femenino en el periodismo y en la literatura. Existe una fuerte demanda del punto de vista femenino. Quizá más que oferta. La solución Jones se emparenta un poco con soluciones anglosajonas de calidad experimentadas anteriormente al respecto. Como Anita Loos y Doroty Parker. Si bien en el tratamiento de la paradoja la Loos llega a plantear el fracaso personal -algo muy difícil en la vida y en la literatura-, desde la paradoja y el humor. La Parker, por otra parte, tiene unos cuentos autobiográficos ambientados en la España de la guerra civil, en los que hace algo parecido. Su personaje de pija divertida -parecida a la Jones- se estrella con la realidad / la guerra, creando momentos de perplejidad y belleza.

C) La Jones ha inaugurado una saga planetaria de costumbrismo femenino. El costumbrismo es algo peligrosamente aburrido y reaccionario, si sólo sirve para crear costumbrismo, es decir, para constatar que existen determinadas costumbres, sin interpretarlas. La constatación de costumbres es, por cierto, el chorrocientos por cien de las literaturas españolas -zzzzzzz-. Parece ser que este costumbrismo femenino es un filón. Son productos que parecen ser la prolongación de la revista femenina simpa -ya saben: "¡Atrévete con el rojo!", "¿Es sincera tu pareja?", "¡Guerra al michelín!", etcétera-. Además, están emparentados con el pollitycal correct. Ya saben, el fascismo del futuro.

Posibles formulaciones del futuro. Una de las cosas que más mueve a engaños en el pollitycal correct es su defensa de lo femenino. Ya saben, acabar los/as sustantivos/as con los/as partículas/os es/as y buscar y encontrar sexismo en todas partes. Incluso en el sexo. Quizá en el futuro esta idea cerrada de lo femenino que se está destilando será algo parecido a la Iglesia en el pasado: lo intocable. Y, como la Iglesia en el pasado, puede ser el único punto de vista correcto en el futuro. Los Salman Ruhsdie de siglo XXI igual tropiezan con esa piedra. De hecho, se empieza a ver algo de esa tendencia reaccionaria. Empieza a ser frecuente, por ejemplo, que cuando a una escritora espectacularmente mangui se la pela la crítica, acostumbre a denunciar el carácter machista del emisor de la crítica. En política sucede algo parecido. Una de las personas que más denuncia tramas machistas contra su persona es nuestra ministra de sanidad, militante de un partido que tanto ha hecho por la liberación femenina. Y por la liberación a secas. Y, ya puestos, por la sanidad.

Apaga y vámonos. Bueno. Llega la autora. Presentación de la cosa. Turno de palabras en inglés. Estética Cinemes Verdi: una región del personal se ríe antes de que la Fielding acabe los chistes. Chistes, verbigracia: "Los hombres tienen los días contados". Risas. Aunque la frase podía haberla dicho María Ostiz. O Lucía Extebarría. O la ministra de Sanidad. O, con la partícula "mujeres", un fiscal en silla de ruedas. Si bien en ese caso ya no sería pollytical correct me-mondo-lirondo durante unos segundos, sino pensamiento reaccionario a secas forever.

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