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LA RENOVACIÓN DEL PSOE

El congreso del PSC consagra el liderazgo de Maragall pero le escatima su apoyo unánime

El candidato más votado en las pasadas elecciones autonómicas catalanas -4.879 votos más que Jordi Pujol- no es el dirigente más querido por los delegados de su partido. Así lo pusieron de manifiesto los más de 600 asistentes al IX Congreso del PSC, que concluyó ayer en Barcelona. José Montilla, primer secretario; Miquel Iceta, responsable de acción política y electoral, y José Borrell, secretario de prospectiva y formación, cosecharon más votos que su líder y presidente en un cónclave en el que, en cambio, el partido ha hecho suyo el programa con el que Maragall concurrió a los comicios.

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No fue una votación de castigo, pero sí de advertencia. Pasqual Maragall obtuvo el voto de 620 delegados; José Borrell, el de 621; Miquel Iceta, el de 640, y José Montilla, el más respaldado, el de 645.Con todo, el nuevo presidente del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) ha alcanzado buena parte de los objetivos que se había marcado. El partido se ha renovado: algunos dirigentes históricos, como Narcís Serra y Raimon Obiols, han pasado a segundo plano sin mayores problemas; 11 mujeres (el 40%) se han situado en una ejecutiva de 29 miembros electos, de los que una decena son seguidores de Maragall, frente a 19 del aparato. Además, ha logrado que la secretaría de organización sea ocupada por un candidato de consenso, Joan Rangel, alcalde de Caldes d'Estrach y vicepresidente de Hacienda de la Diputación de Barcelona, frente a Iceta, propuesto por Montilla.

Pero estas mayorías son relativas, puesto que los representantes del aparato sólo actuarán como tales en caso de que consideren que las propuestas del candidato a la presidencia de la Generalitat debilitan al partido en favor de plataformas cívicas, como es el caso de Ciutadans pel Canvi. En otros asuntos -federalismo, política económica y descentralización-, los miembros del aparato no tienen una postura unánime.

Desbancar a Pujol

Todo ello hace que el balance de este congreso sea juzgado positivo por ambas partes. Y es que las circunstancias favorecen la unidad: los socialistas catalanes tienen la presidencia de la Generalitat más al alcance de la mano que nunca. Y un partido que nació para conquistarla no puede desperdiciar la ocasión que ha estado aguardando durante 20 años.

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En las últimas elecciones autonómicas ya se puso de manifiesto que Maragall era el candidato para desbancar a Pujol, aunque la aritmética electoral le diera seis diputados más a CiU que al PSC-Ciutadans pel Canvi. Quizá por ello nadie puso pegas a la asunción del programa político de Maragall, que ayer sirvió de base para la resolución del congreso del PSC.

Preparados para ganar el futuro es el título que lleva esta resolución, que constituye una síntesis de las tesis de Maragall. "Para los que formamos el PSC, nuestro partido no tiene finalidad alguna por sí mismo, sino que es un instrumento al servicio de Cataluña que será tanto más útil cuanto más próximo a los ciudadanos se mantenga", se afirma. No faltan todos los elementos que tanto han preocupado a Maragall durante la pasada campaña de las autonómicas: impulsar la España federal, la educación como prioridad, investigación y nuevas tecnologías, estrategia económica, descentralización de Cataluña, cohesión social, política de familia y proximidad a los ciudadanos.

Pero, capítulos aparte, el documento expone de entrada cuál es el elemento clave: "Somos un partido que nació con el objetivo de gobernar en Cataluña y que ha hecho de sí mismo el mejor ejemplo de lo que significa la unidad civil del pueblo catalán, por encima de las diferencias de origen".

No faltan en las resoluciones las muestras de amor a España: "No queremos una Cataluña sectaria, replegada sobre sí misma; bien al contrario, la queremos emprendedora en España y en Europa; no queremos condicionar la política española, sino ser parte activa y dirigente".

La resolución también supone un espaldarazo a la política de alianzas para el Senado con Esquerra Republicana e Iniciativa per Catalunya-Verds, que tantas críticas ha motivado en el interior del PSOE. "Ningún partido tiene el monopolio de la catalanidad; nosotros tampoco. Por este motivo buscamos la máxima unidad de las fuerzas políticas catalanas para plantear una reivindicación que debe ser motivo de unión civil y no de división. Éste es el espíritu de la Entesa al Senado y ésta será la marca distintiva del catalanismo integrador que defenderemos siempre".

Tras alabar "la demostrada capacidad" del empresariado catalán, el congreso concluyó entonando La Internacional.

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