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Tribuna:EUROCOPA 2000EL CUADERNO
Tribuna
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Francia demuestra que juega a todo

Jorge Valdano

Deslumbrados por el jugador (Zidane, el árbol), nos olvidamos del equipo (Francia, el bosque) que hoy sale a escena para ponerse a prueba contra la República Checa. Dentro de un partido hay muchos partidos (ni hablar dentro de un campeonato); ser regular es saber aceptarlos según van apareciendo, porque el fútbol es errático y a veces agarra por donde le da la gana. Sabemos que Italia juega a ganar, los nórdicos juegan a correr, Holanda juega a jugar... La única selección que demostró jugar a todo, por su gran capacidad de adaptación, es Francia. Tiene un espíritu fortificado en "su" Mundial (suyo por organizarlo y por ganarlo), un equipo equilibrado en las proporciones entre orden y libertad y hasta la edad parece tener la cascada justa: veteranos atrás (sobre todo por el medio), madurez en el centro del campo y juventud en ataque. Cada jugador tiene muy claro qué aporte debe hacerle al equipo y, como conjunto, saben ir a buscar a sus rivales arriba para crearle problemas, y saben esperarlo atrás para luego salir al contragolpe. Saben, en definitiva, qué hacer con el balón y qué hacer sin él. Si se dan las condiciones, aparecen Zidane, Henry, Djorkaeff y Anelka, y ganan el partido en diez formas distintas; si el día no es propicio, salen a escena Thuram, Blanc, Desailly, Lizarazu, Deschamps y Petit, y es muy difícil sorprenderlos. - Profesión:

llanero solitario

Tarde o temprano, el entrenador italiano se apiadará del solitario delantero que pone y le acercará una compañía: un perro, un gato, un canario... Mientras tanto, la movilidad compulsiva es uno de los mejores atributos del hombre que está solo y espera... pelotazos. Inzaghi, siempre a mitad de camino entre el fuera de juego y el mano a mano con el portero, es un buen ejemplo. No le importa la soledad ni el tiempo que tenga que esperar, cuando el balón le ronda corre como un desesperado. O desbarata la jugada de todos sus compañeros por estar en posición adelantada (por lo que dan ganas de correrlo para matarlo), o mete un gol y le da sentido al partido entero (por lo que dan ganas de correrlo para abrazarlo). Es un delantero generoso en el esfuerzo, pero egoísta hasta el punto de negarle el balón a su madre si tiene una oportunidad de marcar. Necesita tres toques para controlar el balón, no regatea a una silla, es impreciso en el pase, y mete un gol cada setecientos fuera de juego, pero nadie resiste el aburrimiento como él. Y cuando digo nadie, también hablo de los aficionados.

- Mil modos de ser bueno

¿Ustedes se pusieron a pensar cuántas maneras de ser importante brinda el fútbol? Si ponemos juntos al alemán Hassler (1,68 metros) y al checo Koeller (2,02 metros), podríamos hacer gráfica la complejidad de un juego que, en la elite, no tiene en cuenta el aspecto físico, pero a cambio exige una virtud desequilibrante. La habilidad de Scholl, la astucia de Owen, la imponente personalidad de Schmeichel, la cabeza de Bierhoff por el lado de afuera, la cabeza de Zidane por el lado de adentro, Figo entero, el poder de síntesis de Raúl (descansado), la puntualidad de Van der Sar... A veces basta una parte del pie para pasar a la celebridad, como ocurre con Beckham, un mediocampista lateral con condiciones de organizador. Es capaz de sacar misiles de cuero, curvos e inteligentes, con el interior de su empeine derecho. En muchas ocasiones, algún compañero que pasa por ahí mete el balón dentro de la portería. Si yo fuera Beckham y alguien me insultara desde la tribuna, en lugar de mostrarle un dedo (una ordinariez que sale fotografiada en los tabloides), le pegaría una rosca entre ceja y ceja.

- Fiera de Versace

Beckham son dos personas: una jugando y otra viviendo. Fuera del partido hace, como el pato patagón, a cada paso una cagada; pero durante los noventa minutos tiene poder de concentración, buena capacidad de participación, despliegue, solidaridad, coraje y roscas marca "banana" que van a donde a él le da la gana. Lo veo vivir dentro de coches deportivos, cargado de paquetes lujosos, haciendo gestos estúpidos... y no le encuentro nada de animal futbolístico; pero cuando empieza el partido se convierte en un jugador de fútbol de los pies a la cabeza con el que casi (la patadita a Simeone en Francia 98, la plancha en el Mundialito) siempre se puede contar.

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