Francia teme la ira checa

Cuatro años después de que la República Checa eliminara a Francia en las semifinales de la Eurocopa de Inglaterra de 1996, ambas selecciones se miden hoy de nuevo en la última edición del milenio (Brujas, 18.00). Desde entonces han cambiado muchas cosas, pero ambos equipos mantienen un extraordinario nivel, como ya pusieron de manifiesto en la primera jornada, aunque con distinto resultado. Francia bailó sobre Dinamarca con momentos de gran brillantez, mientras la República Checa superó de largo a Holanda y perdió con un dudoso penalti en el último minuto. "No me agrada enfrentarme a un equipo enfadado, nunca es bueno", dijo ayer Roger Lemerre, seleccionador francés.La ira también azota en la concentración francesa, donde el técnico y los jugadores mantienen el fuego cruzado con los periodistas, una situación que ya le sucediera en multitud de ocasiones a Aimè Jacquet, el técnico que dio a Francia su único título mundial. El sucesor de Jacquet, Lemerre, vive una situación similar. Sus apariciones ante los medios se limitan a las especificadas en los mandatos de la UEFA y la mayoría de los jugadores llevan una semana en silencio. Ayer, Lemerre no tuvo más remedio que atender a los medios. Antes de exponer algunos argumentos sobre el partido frente a los checos lanzó varias misivas a la prensa francesa, a la que acusó de "divulgar inexactitudes, hacer alusiones o interrogatorios malsanos y saltarse los reglamentos de la vida privada del equipo". Lemerre fue boicoteado por los periodistas la pasada semana en respuesta a la negativa de los jugadores a dialogar con los enviados especiales.

En medio de esta caldera, Francia afronta su revancha frente a la República Checa en un estado futbolístico excelente. Al menos por lo demostrado en su estreno ante Dinamarca (3-0), con una soberbia actuación de Zinedine Zidane, para quien el técnico checo, Jozef Chovanec, no está dispuesto a ordenar un marcaje especial. Quien sí tendrá que apretar las clavijas en defensa es su colega Lemerre, que está muy preocupado con Koller, el gigantesco delantero checo de 2,02 que tuvo en vilo a los holandeses durante el primer partido. Un jugador que, tras medirse con Stam, lo hará ahora con Desailly en uno de los duelos con más chispas que se pueden ver en el campeonato.

El otro punto atractivo del duelo será la proximidad en la media cancha de los dos pilares de ambos conjuntos: el majestuoso Zidane -por ahora el jugador del campeonato- y el dinámico Nedved. El checo tiene problemas en su tobillo izquierdo, pero su participación es prácticamente segura. No así la de Berger y Latal, ambos sancionados. Los checos quieren borrar de su memoria lo sucedido en su estreno en Amsterdam. Smicer expresó el sentir general: "No estamos dispuestos a irnos a casa tan pronto".