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Entrevista:AMIGOS Y VECINOSÓSCAR TUSQUETS

"Dalí era la persona más divertida que he conocido" RAMÓN DE ESPAÑA

Pregunta. Últimamente sales mucho en los diarios con asuntos relativos a Dalí: una estatua en Figueres, venta de merchandising a través de Internet...Respuesta. Bueno, teniendo en cuenta que soy un patrono de la Fundación Dalí no resulta extraño. Lo del monumento fue una idea que surgió de forma espontánea... Cada año se celebra en Figueres un concierto de supuesto homenaje a Dalí. Digo supuesto porque a Dalí no le interesaba la música, él mantenía que la arquitectura es un arte mayor porque va al cerebro y la música un arte menor porque va al estómago... El concierto de este año estaba en marcha y tenía que venir Yehudi Menuhin, que cobraba un pastón. Cuando murió se me ocurrió invertir el dinero en un monumento. El Ayuntamiento de Figueres se mostró encantado y estamos en ello. Ya le tenemos echado el ojo a una rotonda que está muy bien.

P. Si lo haces tú, no tendrá ese tono patético que distingue a los supuestos homenajes a Dalí realizados en Cadaqués.

R. Gracias por la confianza. ¿Te refieres a esa estatua de la libertad con dos brazos alzados que hay a la entrada del pueblo?

P. Por ejemplo.

R. En la obra de Dalí había un componente de mal gusto que ha sido explotado comercialmente.

P. Bueno, lo de la venta de merchandising por Internet también tiene un componente comercial.

R. Perdona que te lo diga, pero esa historia tu diario la explicó fatal. La idea no fue mía. Sólo me ofrecí a diseñar algunos objetos. Y lamentablemente, de momento sólo se están haciendo los más comerciales. He ideado un bolso en el que las patas de un elefante daliniano cumplen la función de asas del que estoy muy contento. Igual se hace algún día.

P. ¿Tuviste mucho contacto con Dalí?

R. Te puedo resumir mi relación con Dalí diciendo que era la persona más divertida que he conocido en mi vida. La relación con Gala no era tan armoniosa. Yo me presentaba en su casa de Portlligat y ella me preguntaba: "¿Ha traído algún regalo, amigo Tusquets?". Un día en que me presenté con las manos vacías, me dijo que a aquella casa había que llegar con algo para los anfitriones y empezó a pegarme. Espectáculo grotesco que Dalí contemplaba encantado mientras se apoderaba de él una hilaridad incontenible.

P. No tenía muy buen ojo para los secretarios y demás chupópteros, ¿no?

R. Era un tema que le daba tanta pereza que lo ignoraba. Y así se le enganchó el capitán Moore, un mangante que, comparado con el inefable Sabaté, era un gentleman.

P. ¿Te quita mucho tiempo tu dedicación a la Fundación Dalí?

R. No. Nada me quita tiempo para nada. La verdad es que llevo una vida bastante tranquila. Si te enseño mi agenda verás que hoy sólo tengo apuntada una comida contigo y una cena con amigos. El resto del día lo paso en mi estudio, trabajando a mi ritmo. Hubo una época en la que me pasaba la vida subiendo a aviones para pronunciar conferencias en países extranjeros, pero se acabó. Cada día disfruto más del trabajo en el estudio. Me gusta estar encima del tablero o delante del ordenador. Me moriría si llevara una vida tan estresante como la del pobre Rafa Moneo...

P. ¿Malos recuerdos de tus trabajos en el extranjero?

R. No especialmente... Los japoneses, quizá... Ésos te hacen la vida imposible. No hay nada peor que la gente con complejo de inferioridad hacia ti pero que te puede enterrar en dinero. Realicé un proyecto en una isla a dos horas de avión de Tokio que fue una pesadilla. Aquellos ejecutivos que sabían inglés pero usaban un intérprete para tener más tiempo para responderte y, de paso, joderte... Aquellas juergas aburridísimas en las que no había ni una mujer y en las que todos los ejecutivos se emborrachaban...

P. A veces no hay que irse al quinto pino para que te joroben. Creo que tu relación laboral con Núñez fue un espanto.

R. Yo me lo busqué. ¿Sabes esos cineastas europeos que se van a Hollywood y dicen que, aunque les financie la Paramount, conservarán su independencia creativa? Pues a mí me pasó algo parecido. Tal vez hubiera sido más juicioso no entrar en negocios con semejante gañán, pero supongo que me daba morbo la cosa y que, ingenuamente, pensaba que conseguiría imponer mis puntos de vista. De hecho, el responsable de todo fue Maragall...

P. Yo pensaba que sólo era responsable de pertenecer a un partido penoso que nunca ha considerado seriamente la posibilidad de ganar unas elecciones autonómicas.

R. De eso también, pero no me hagas hablar del PSC y su constante sobreactuación catalanista. ¡Mira que ser ellos los que vuelven a sacar el tema de los archivos de Salamanca, que es algo que nos importa un rábano a todos!... No, lo que hizo Maragall fue decirle un día a Núñez, en el palco del Barça, que la sociedad le recordaría por unos edificios asquerosos. "¿Y qué puedo hacer?", preguntó Núñez. "¿Qué tal trabajar con un buen arquitecto?", respondió Maragall. Y el resto de la historia ya lo conoces. Siete años de relaciones frustrantes en las que no se podían ni supervisar las obras porque para eso ya estaban los espantosos aparejadores de Núñez.

P. Últimamente tienes un poco desatendida tu faceta de diseñador, ¿no?

R. El diseño actual es muy poco arriesgado, muy poco innovador. Tengo más oportunidades de pasarlo bien con la arquitectura.

P. Y con la escritura de esos libros que me pondré a leer nada más llegar a casa.

R. Acabo de terminar otro. Se titula Dios lo ve y lo está revisando Eduardo Mendoza, que se lee todo lo que escribo. El libro trata de temas muy serios, pero a mi manera. Y mi manera pasa por el humor.

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