Fútbol
Nada mejor que el fútbol para hacer patriotismo y aliviar las penas. En Jaén, la euforia y la ansiedad se dan la mano estos días mientras se aguarda la oportunidad histórica de que su equipo se reencuentre con la Segunda División A, a la que algunos llaman ya Primera B por el cartel de algunos ilustres equipos. Los políticos locales no han dudado en subirse al carro convencidos de que les va mucho en el envite. Todavía no se ha superado el primer obstáculo, este próximo domingo ante el Orense, y el Ayuntamiento ya ha anunciado que fletará dos autobuses gratis para el desplazamiento a tierras gallegas dentro de 10 días. Eso se llama fe. La que tiene el alcalde, Miguel Sánchez de Alcázar, que se ha convertido en el hincha número uno de su equipo sabedor de que es uno de los trenes más importantes que pueden pasar a lo largo de esta mandato.Codearse con equipos como el Atlético de Madrid, Sevilla, Betis, Córdoba o Salamanca sería, sin duda, un importante baño de autoestima para unos habitantes con demasiados complejos de inferioridad y aferrados al victimismo. Claro que el presidente del Real Jaén, Juan Carlos Hidalgo, estará pensando en la cantidad de oportunistas que ahora se proclaman redentores futbolísticos mientras en todo el año, cuando la economía del club más lo necesitaba, no se han rascado el bolsillo.
Si será importante el fútbol que hasta ha logrado que Junta de Andalucía y Ayuntamiento se pongan de acuerdo en darle un empujón a las obras del nuevo estadio, el que deberá enterrar al vetusto campo de La Victoria. Por el contrario, se ha devuelto al primer plano de la actualidad el debate social sobre el futuro urbanístico de la manzana de La Victoria, que el PP, donde dijo digo ahora dice Diego, quiere maquillar lo del término "espacio público" autorizando la construcción de un centro comercial.
A veces el bosque no deja ver el horizonte. Y eso es lo que está pasando en Jaén. La euforia de un posible ascenso del Real Jaén está tapando la cruda realidad: que en toda la zona de crecimiento urbanístico de la ciudad no hay ni una sola instalación deportiva municipal de base.
El Linares, el eterno rival del Jaén, puede ser mañana equipo de Segunda B después de una década sumido en el pozo de la Tercera. Una inyección de moral para la ciudad.
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