El enfrentamiento de Frutos y Anguita encona la batalla por la sucesión en IU
Aunque la sensación que se quiere transimitir es la de que las aguas vuelven a su cauce tras la tensión de la última semana, el enfrentamiento abierto entre Julio Anguita, coordinador general de IU, y Francisco Frutos, secretario general del PCE, está enconando hasta niveles no previstos la batalla por la sucesión del que ha sido líder de la coalición los últimos 12 años.La gota que ha colmado un vaso llenado en los últimos meses con las zancadillas de Anguita a la línea seguida por Frutos en los pactos con el PSOE ha sido el apoyo, implícito pero cada vez más evidente, que el coordinador general está prestando a Gaspar Llamazares, único aspirante oficial a la sucesión. Frutos no ha anunciado aún su candidatura, pero a efectos internos es como si lo hubiera hecho. La batalla por la dirección de IU se centra, por tanto, en estos dos dirigentes comunistas.
Frutos ya había descalificado en varias ocasiones a Llamazares por autopostularse. Pero la sangre sólo llegó al río después de que Anguita viajara a Asturias con Llamazares, un viaje simbólico y especialmente importante en unos dirigentes como los comunistas, acostumbrados a interpretar cada movimiento, cada frase, como un gesto político. Anguita no se conformó con el viaje. Repitió una y otra vez que "otros", en clara referencia a Frutos, debían seguir el ejemplo del asturiano y anunciar su intención de ser líderes de IU.
Sólo unos días después, Frutos lanzó su órdago: en una reunión del comité federal del PCE, sin previo aviso, pidió a Llamazares que retirara su candidatura, y sólo consiguió que la dejara de momento en suspenso. La reunión se convirtió, además, en un motín contra Anguita, que no estaba presente, descalificando sus últimas propuestas, y especialmente, la del llamado desfile de candidatos.
El apoyo de Anguita a Llamazares, además, complica la búsqueda de apoyos de éste y alimenta la confusión. Precisamente porque las federaciones más críticas con el coordinador general, como Madrid o Valencia, eran los apoyos más fuertes con los que le decía contar. La primera se está desmarcando, mientras Valencia y otras parecen continuar.
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