Que llueva y corra el balón

La selección española aguarda el debut en la Eurocopa, el próximo martes frente a Noruega en Rotterdam, con el ruego unánime de que refresque a no tardar y, sobre todo que llueva algo, con calma, no ya para aliviar la calurosa espera sino para que el campo esté rápido el día de partido. El sol aprieta en Tegelen, como si el agua se hubiera acabado el pasado lunes, de tanta como cayó, y en la expedición se ha comenzado a preguntar por las previsiones meteorológicas, que apuntan a que el tiempo variará. Entienden los jugadores que el calor es uno de los factores que pueden explicar en distintos caos el mal comportamiento de España en sus estrenos en las grandes competiciones. El reglamento del torneo exige que la cancha esté rápida para facilitar el juego, justamente lo que solicita la selección de Camacho, poco dado a comentar los aspectos que rodean a los encuentros."Más que Noruega o lo tardío del inicio de la competición", apunta Guardiola, consciente de que España no comenzará a jugar hasta el martes, "lo que me ocupa es la alta temperatura. Nos conviene que llueva antes del choque. Últimamente no hemos tenido suerte, ni en los Mundiales, ni en las Eurocopas, con los factores climatológicos". Los futbolistas más veteranos recuerdan todavía la solana de Dallas94 o el mal partido contra Nigeria en Francia98. "Nos gusta tocar, que la bola corra rápida y, por tanto, cuanto más corta esté la hierba y más mojada, mucho mejor", corrobora Valerón. "Noruega es una selección muy física", agrega, "habrá que moverla y para que corran la cancha debe estar rápida".

Alta circulación

La conexión Guardiola-Valerón puede resultar determinante en el juego del equipo español, y ambos coinciden en sus peticiones de agua para el campo, al igual que sus compañeros, como, por ejemplo, Urzaiz: "Nuestra base está en la alta circulación de la pelota. Nuestros recursos ofensivos aumentan en la misma medida que el balón va más deprisa". Al entre juego de los pivotes, se añade la salida de los interiores y las diagonales de Hierro, que parece en condiciones de ser alineado ya en el primer partido, después de realizar un trabajo específico de recuperación con los fisioterapeutas y el preparador físico.

La organización ha garantizado que los ocho campos en que se disputará la competición se regirán por la misma normativa, que contempla que el césped se corte bajo el mismo perfil el día antes del partido y se riegue previamente al inicio del encuentro. La altura de la hierba, además, deberá ser igual en todos los terrenos de juego. Vistas así las cosas, la puesta a punto depende sobre todo de factores incontrolables como la lluvia. El horario, por lo demás, tampoco ayuda mucho al equipo si el sol se mantiene fuerte, pues los tres partidos de la fase previa se disputan a las seis de la tarde.

"Hay una serie de condicionantes que pueden favorecernos o no", interviene Hierro, el capitán, "pero por el entorno que rodea a nuestro estreno no tenemos disculpa de ningún tipo. Afrontamos el debut sin problemas ajenos al juego, y además con más tiempo para prepararlo, trabajarlo, que otros". Y remacha: "Ganar en el primer partido es muy importante sobre todo por la tranquilidad que nos daría". Una afirmación que repiten cuantos jugadores desfilan ante la prensa y que desde hace un tiempo se ha convertido en una obsesión en cualquier concentración.

Malos estrenos

El asunto es que a España no se le dan bien los estrenos. Desde que la Eurocopa adoptó en 1980 el nuevo formato, el equipo español sólo se ha impuesto en uno, en 1988, cuando ganó a Dinamarca por 3-2, mientras que en los tres restantes empató: en 1980, con Italia (0-0), en 1984 con Rumania (1-1) y en 1996 con Bulgaria (1-1). Peor suerte ha tenido aún en los Mundiales, donde no se impone desde 1950 cuando superó a Estados Unidos por 3-1, repitiendo el marcador de la edición de 1934 frente a Brasil.

Para los supersticiosos hay un elemento nuevo que juega en contra del equipo español. El partido contra Noruega se celebra en martes y 13, fecha maldita para los supersticiosos, los mismos, en cualquier caso, que ayer se felicitaban porque una pareja de novios se hospedó en el hotel del equipo, signo de éxito seguro.