Los partidos minoritarios dificultan la formación del nuevo Gobierno en Israel
El primer ministro israelí, Ehud Barak, dedicará todo el fin de semana judío -que comenzó ayer por celebrarse la fiesta de Shavuot (equivalente al Pentecostés) y finalizará en la noche del sábado- a mantener consultas para superar la crisis y a reflexionar sobre la remodelación de su Gobierno, pero sus opciones son pocas y todas malas.El propio Barak reiteró ayer que en los próximos días formará "un Gobierno con la estructura de la actual coalición o sólo algo diferente", e instó al partido ultrarreligioso sefardí Shas y al frente pacifista laico de izquierda Mérets "a encontrar la forma de llegar a un acuerdo porque a fin de cuentas se trata de niños israelíes". El primer ministro aludía a la crisis existente entre ambos partidos desde hace varios meses debido a la negativa del ministro de Educación y líder de Mérets, Yosi Sarid, a traspasar los millones de dólares que exige Shas para su red de enseñanza, lo que indignó a esta formación política y la llevó a votar el miércoles, en lectura preliminar, a favor del adelanto de las elecciones.
Pero si Shas permaneciera en la coalición de Gobierno, que difícilmente puede ser estable sin los 17 diputados con que cuenta ese partido sobre los 120 que tiene el Parlamento israelí, Barak le exigirá "otro comportamiento", es decir, que voten próximamente contra la ley para la disolución de la Cámara. Allegados de Barak no descartan que haya una especie de juego de sillas con las carteras ministeriales.
Las opciones de Barak son: un Gobierno de minoría con 52 de los 120 diputados y el apoyo de los 10 diputados árabe-israelíes, lo que no garantiza su estabilidad; un Gobierno de "unidad nacional" con el partido de derechas Likud, que sabotearía el proceso de paz con los palestinos; elecciones, que siempre son peligrosas, o seguir en las condiciones actuales, lo que es sumamente difícil desde la votación del miércoles.
En palabras de un destacado columnista, Barak tendrá que elegir entre la peste, el cólera, la lepra y la sarna, cuatro de las diez plagas que, según la Biblia, Dios envió a Egipto durante la esclavitud de los antiguos israelitas en ese país hace más de tres mil años.
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