EU y el Bloc buscan un "tercer espacio" político
¿Existe un valencianismo horizontal, capaz de construir una herramienta política propia para influir en una sociedad moderna en la que confluyen tradición y globalidad? Las respuestas a este interrogante marcan las estrategias iniciadas en las últimas semanas por parte de Esquerra Unida y el Bloc para definir un "tercer espacio" político y garantizar su supervivencia tras las elecciones autonómicas previstas para el 2003. Los primeros piensan que no existe masa crítica suficiente en el valencianismo político y abogan por una amalgama de izquierdas. Los segundos creen que sí, siempre que el valencianismo horizontal existente en el resto de fuerzas políticas acepte cohesionarse en torno a la médula del Bloc.
Los resultados de las elecciones generales pusieron a cada uno de estos partidos ante el espejo y encendieron las luces de alarma. Esquerra Unida constató con horror que la sangría de votos iniciada tras los comicios autonómicos de 1995, en los que obtuvieron el 11,7% de los sufragios emitidos era imparable. El 5,8% de papeletas obtenidas en las generales de marzo pasado pusieron de manifiesto lo peor: Esquerra Unida era incapaz de conseguir una implantación en municipios medianos y pequeños, mientras que la representación en las grandes urbes, que había permitido una representación importante en las Cortes Valencianas y en el Congreso, se desinflaba a la carrera.Como explica un miembro de la dirección de Esquerra Unida, "comprobamos de repente que los bancos tenían mejores estudios [sociológicos] que nosotros, que estamos en contacto permanente con los movimientos sociales, y que, por eso, se resistían a facilitarnos créditos para afrontar la campaña. El suelo que, habitualmente, nos había garantizado el partido comunista en las convocatorias electorales cedía bajo nuestros pies".
En el Bloc, los resultados de los últimos comicios generales tampoco fueron recibidos con satisfacción. Pese a la situación de extrema debilidad de socialistas y Esquerra Unida, el incremento de votos obtenidos por los nacionalistas (2,4% de los votos emitidos frente al 1,9% obtenido en las convocatorias de 1989 y 1986) suponían un buen repunte respecto a los mejores resultados hasta la fecha, pero eran insuficientes para consolidar un proyecto político más allá de la esfera municipal en comarcas. Una conclusión que ya había mostrado el resultado de las autonómicas de 1999, en las que el Bloc se quedó a cuatro décimas de lograr representación en las Cortes.
El secretario de Organización del Bloc, Ferran Puchades, asegura que la reflexión sobre la necesidad de consolidar un "tercer espacio" político, de progreso y valencianista, independiente del que ocupan el Partido Popular (que ha aglutinado todo el centro derecha, tanto estatal como regional) y el PSOE (que pese a su profunda crisis mantiene un 34% de los votantes) se inició en el congreso constituyente del pasado mes de enero.
Motores de modernización "En el sistema político valenciano se está produciendo un cambio, aunque con más retraso que en otras zonas del Estado. El voto más ideológico está a la baja y las clases urbanas buscan nuevos motores de modernización. Queremos que esa identificación se produzca en el Bloc. Hay movimientos sociales que ya se están articulando en clave valenciana, como la enseñanza, las ONG, etcétera", señala Puchades, que asegura que la oferta a EU no se reduce a una mera estrategia electoral, sino política.
En su amplia oferta de colaboración, los nacionalistas exigen a EU que se se desligue de Izquierda Unida para evitar que decisiones estatales como el acuerdo de colaboración sellado entre Francisco Frutos y Joaquín Almunia en las últimas elecciones frustren acuerdos como la Entesa al Senado. "El Bloc no volverá nunca a repetir fórmulas como la de 1987 (en la que ambos partidos fueron en coalición y se separaron tras lograr representación)", sentencia Puchades.
En Esquerra Unida se reconoce que el planteamiento del Bloc es serio, aunque alguno de sus dirigentes cree que los nacionalistas adelantaron la formulación de su propuesta tras la asamblea de ediles convocada por Acció Cultural el pasado 6 de mayo. Sin embargo, pese a la prontitud con que los nacionalistas han planteado el debate, fuentes del entorno del coordinador general de Esquerra Unida, Joan Ribó, dan por hecho de que la contraoferta al Bloc se pospondrá hasta la conclusión de la asamblea federal de Izquierda Unida. En este congreso, Ribó ha apostado como candidato por Llamazares, a quien ha prometido su apoyo a cambio, entre otras cosas, de una descentralización de Izquierda Unida que otorgue mayor autonomía a las federaciones para fijar sus propias políticas.
Mientras tanto, Ribó ha conseguido convencer a los distintos sectores de Esquerra Unida de la necesidad de recuperar presencia social y de aglutinar al resto de pequeños partidos con vistas a una hipotética negociación a cara de perro con el Bloc en la que haya que hacer de la necesidad, virtud.
Así, Esquerra Unida ha iniciado conversaciones con todos los partidos de izquierda con un mínimo de apoyo electoral y ha lanzado puentes al Front pel País Valencià, que con 6.000 votos en las últimas elecciones duplicó su resultados; ha restablecido los contactos con sus antiguos coaligados de Els Verds, ahora con los nacionalistas; observa con atención la evolución de Valencians pel Canvi y el PSPV-PSOE, y ha roto el hielo con los escindidos de Nova Esquerra, hoy asociados a los socialistas, ante posibles nuevos escenarios.
Referentes sociales
Ribó quiere volver a convertir Esquerra Unida en un partido que cuente con el apoyo de los referentes sociales existentes en la izquierda, mientras mantiene abiertas todas las puertas a la espera de decidir cuál garantiza mejor el futuro de su formación.
El secretario de Nova Esquerra, Josep Albert Mestre, considera, por su parte, que Ribó ha concluido que hay que aproximar posturas y converger todos los partidos de izquierda si se quiere desalojar al PP de las instituciones. Respecto a la estrategia del Bloc, Mestre cree que el componente nacionalista existe en todos los partidos, pero cree que considerar que tiene su espacio político propio "en una comunidad con menos sentimiento nacional que Castilla-La Mancha es darse cabezazos contra la pared". "El PSOE es la fuerza mayoritaria y, por tanto, ha de ser la fuerza aglutinadora", sentencia Mestre.
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