El proyecto del Palacio de Deportes de Málaga no tuvo en cuenta la deformidad de los terrenos
El proyecto del Palacio de Deportes de Málaga no contempló estudio alguno de las peculiaridades del subsuelo, formado por varias capas heterogéneas de arcilla blandas muy compresibles que lo hacen fácilmente deformable, y optó por un sistema de cimentación sobre pilotes que no es el adecuado para este tipo de terrenos, según han coincidido en apreciar los tres institutos que han estudiado las deformaciones en el recinto. Todos los estudios señalan los movimientos de los terrenos de cimentación como origen de las deformaciones que obligaron a clausurar el pabellón a los 18 días de su inauguración.
Los estudios realizados por el Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja, el Instituto Técnico de Materiales y Construcciones (Intemac) y Cemosa coinciden en su diagnóstico de que el peso de los rellenos en el área perimetral del palacio, con una altura de cinco metros, actuaron como sobrecarga y, al comprimir las capas arcillosas, provocaron en el subsuelo movimientos heterogéneos. Esta circunstancia no se previó en el proyecto, elaborado por Ferrovial y firmado por el arquitecto Antonio Valero Navarrete. Los informes cuestionan la idoneidad del sistema de cimentación de pilotes usado en el palacio e incluso ponen de manifiesto que el riesgo de movimientos de los terrenos hubiera existido también sin el sobrepeso de los rellenos. Así, el Instituto Torroja sostiene que "el diseño de una cimentación sobre pilotes apoyados en terrenos deformables ha contribuido a los problemas que se han planteado". Cemosa asegura que "la situación de los pilotes, aún sin la actuación de la sobrecarga de los rellenos, presentaba una situación especial debido a la existencia de capas arcillosas blandas y comprensibles bajo el nivel de arenas donde se empotran las puntas de los pilotes, a 12 metros de profundidad".
Según Intemac, los pilotes fueron empotrados en un nivel de arenas, pero bajo sus puntas existen capas bastante deformables, con lo que quedan flotantes y disminuye su capacidad portante.
Estos movimientos fueron mayores en la fachada más próxima a la autovía de la N-340, donde la altura de los rellenos tenía su cota más alta, lo que motivó que no toda la estructura del palacio se viera afectada por igual. Los informes certifican que los pilotes intermedios y los interiores apenas se vieron afectados y que se produjo un basculamiento de los pórticos de las gradas, con el consiguiente desplazamiento de los apoyos de la estructura de la cubierta, con diferencias en la inclinación de hasta 10 centímetros.
El giro de algunas de las cabezas de los pilotes de la fachada hizo que la cubierta del pabellón tendiera a abrirse, de forma que algunos de los elementos de la malla que la sustentaba se vieron sometidos a tensiones superiores a las admisibles. La cubierta llegó a estar en un estado que técnicamente se conoce como límite de servicio, por lo que la primera medida que se adoptó fue, además de eliminar los rellenos exteriores, colocar cuatro torres de apeo para soportar la cubierta, cada una de ellas con una capacidad límite de 50 toneladas.
Esta sobrecarga de tensión provocó el deterioro de 164 barras que han tenido que ser reemplazadas. Además, otras 84 han debido ser redimensionadas para reforzar su capacidad de resistencia. La malla está compuesta por un total de 4.475 barras. Para reforzar la estructura se ha construido un zuncho a lo largo del anillo del recinto en la parte superior.
Las reparaciones en la estructura constituyen el capítulo más costoso, 153 millones de pesetas, de las obras de reparación que se han realizado durante ocho meses y que hoy serán aprobadas por la Gerencia Municipal de Urbanismo de Málaga. Las pruebas de carga realizadas sin embargo permitieron comprobar que no era necesario modificar ni sustituir los pilotes, aunque los tres institutos han aconsejado un plan continuo de inspección y seguimiento.
El presupuesto total de las obras de reparación asciende a 724 millones de pesetas, que según el Ayuntamiento debe pagar en su totalidad la constructora, Ferrovial, a la que reclama además que compense a la ciudad con obras de equipamiento por 300 millones de pesetas.
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