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Barak apoya oficialmente la candidatura de Peres como presidente de Israel

El primer ministro israelí, Ehud Barak, anunció ayer su decisión de apoyar oficialmente la candidatura de Simón Peres como futuro presidente de Israel, una vez quede formalizada la renuncia del actual jefe del Estado, Ezer Weizman, el próximo 10 de julio y se convoque la elección de su sustituto en el seno del Parlamento. Barak anunció en Jerusalén su apoyo a la candidatura de Peres tras mantener una reunión con el veterano dirigente laborista.

Desde hace años, Barak mantiene con Peres unas tensas relaciones personales y políticas, que se enmarañaron especialmente en 1996, cuando después de la derrota del laborismo y la llegada de Benjamín Netanyahu al poder, Barak desplazó a Peres en la dirección del partido. Peres, de 76 años -exprimer ministro, premio Nobel de la Paz en 1994-, desempeña desde hace un año unas etéreas funciones como ministro de Desarrollo Regional, lo que le ha permitido dar la imagen ante el público de que permanecía en el Gobierno, aunque en realidad se encontraba alejado de toda decisión política importante y, muy a su pesar, marginado del proceso de paz que él mismo ayudó a poner en pie junto con Isaac Rabin.Su elección como presidente de Israel resolvería un problema doméstico y de conciencia de Barak y de la cúpula del Partido Laborista, que desde hace tiempo tratan de darle una misión política digna de su historial. "Estoy convencido de que mi amigo Peres es la mejor persona para convertirse en el próximo presidente", aseguró ayer Barak al anunciar ante un grupo de diputados laboristas su apoyo a la candidatura de Peres, que deberá ser ratificada el próximo viernes en una reunión extraordinaria del partido.

El candidato apadrinado por Barak tiene todas las posibilidades de convertirse en el octavo presidente de Israel, ya que el Partido Laborista ha iniciado la operación de recambio de Weizman en un momento especialmente propicio, cuando empieza a recoger los beneficios políticos conseguidos por la retirada del Ejército del sur de Líbano.

El Gobierno de Beirut, tras las indicaciones de Naciones Unidas, decidió imponer ayer controles en las seis carreteras que dan acceso a la franja del sur de Líbano, impidiendo el paso a todos aquellos visitantes y militantes de Hezbolá que no pudieran acreditar ser vecinos de la zona. Con esta medida, el Ejecutivo libanés trata de poner fin a los incidentes que se han venido sucediendo durante cinco días en la frontera internacional, donde jóvenes curiosos se han estado cruzando pedradas y balazos con los soldados israelíes.

Regreso de los milicianos

Por su parte, el ministro de Justicia libanés, Joseph Chaoul, efectuaba ayer desde Beirut una llamada para que los milicianos del Ejército del sur de Libano, refugiados ahora en Israel, volvieran a su país. El ministro ofreció a los huidos garantías jurídicas y señaló que al menos treinta de los más de mil milicianos que se habían entregado en la última semana habían sido ya puestos en libertad, sin juicio, atendiendo a razones personales, y después de comprobar que no habían desempeñado un papel relevante en la contienda. "Os pido que regreséis lo más pronto posible a Líbano, donde la justicia os garantizará todos vuestros derechos", aseguró el ministro, al tiempo que ensalzaba la decisión de un grupo de 13 excombatientes que el pasado domingo regresó con sus familiares a Líbano.

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