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Peres, el artífice del proceso de paz, se perfila como presidente de Israel

Simón Peres, uno de los principales artífices del proceso de paz, se perfila como nuevo presidente de Israel. El actual ministro de Desarrollo Regional es el más firme candidato a la presidencia del Estado hebreo, que quedará vacante a partir del próximo 10 de julio, cuando Ezer Weizman formalice la renuncia a su cargo, anunciada oficialmente ayer como consecuencia de un antiguo escándalo de corrupción que se remonta a los ochenta, cuando aceptó una donación de unos 90 millones de pesetas de un amigo y no lo declaró a Hacienda.

Simón Peres, que cuenta con el apoyo del Partido Laborista, en el poder, de la formación Meretz, de centro-izquierda, y del Partido de Centro, tiene dos meses de tiempo, hasta el 31 de julio o el 1 de agosto, para hacer campaña presidencial y lograr el apoyo de los otros diputados de la Cámara de Jerusalén, derrotando así al candidato del partido de la oposición Likud, Moshe Katsav, quien cuenta además para llegar a la presidencia con el respaldo de los partidos ultranacionalistas y radicales religiosos.La candidatura oficial de Simón Peres a la presidencia de Israel, que será acordada en una reunión extraordinaria del Partido Laborista el próximo viernes, supone una afrenta política y personal al anciano presidente Ezer Weizman, para quien Peres ha sido siempre un rival y un enemigo, a pesar de militar durante muchos años en el mismo partido político. Pero Weizman ha perdido en los últimos días toda capacidad de maniobra y de influencia política como para imponer un sucesor a su gusto, tal y como lo demuestra su caída en picado en los índices de popularidad y la negativa de la cúpula del Parlamento de Jerusalén a mantenerlo en el puesto hasta el próximo mes de noviembre, como él había solicitado.

El final de la carrera de política de Weizman es un triunfo personal de Offer Nimrodi, uno de los magnates más importantes de la prensa israelí, propietario del periódico Maariv, quien desde hace varios meses se encuentra en prisión acusado de intentar matar a los responsables de dos periódicos rivales; Yediot Yaharanot y Haretz. El empresario de prensa, detenido como consecuencia de las confesiones inoportunas de uno de los sicarios encargados de la operación, pidió ayuda personal al presidente Weizman para salir del embrollo, a lo que éste se negó, recibiendo como represalia la difusión de unos "papeles secretos" en los que se demostraba su implicación en un caso de corrupción en la época en que era ministro y diputado.

La instrucción de las investigaciones judiciales contra Weizman acabó hace pocos días de manera poco honorable, ya que a pesar de que el fiscal general del Estado no le procesó, por haber prescrito el delito supuestamente cometido por el político, aseguró en su informe final que el comportamiento del presidente había sido poco digno, colocándole así a las puertas de la dimisión.

La muerte política de Weizman, que cuenta 76 años de edad, coincide con la agonía de Isaac Mordejai, el ministro de Transporte del actual Gobierno de Ehud Barak, quien se ha visto obligado a dimitir de su cargo tras ser acusado formalmente de intento de violación de tres de sus ex colaboradoras, entre ellas su actual secretaria, de la que intentó abusar en su propio despacho.

Isaac Mordejai, un judío del Kurdistán que alcanzó importantes puestos en la jerarquía militar, arrastrará con su caída al Partido de Centro, una formación ambiciosa surgida hace un año en Israel con ocasión de las elecciones legislativas, en un intento de romper el monopolio del Likud y el laborismo. El Partido de Centro, que tuvo un escaso éxito en los comicios, se salvó de la debacle y de las deudas económicas contraidas en las elecciones gracias a la generosidad política de Barak, que llamó a Mordejai a formar parte del Gobierno y le colocó a su derecha en el Gabinete de Seguridad.

La desaparición de Mordejai supone una pérdida para el frente por la paz en Israel, ya que éste militó de manera incansable en favor del diálogo con los palestinos e incluso presentó en 1998 su dimisión como ministro de Defensa en el Gobierno de Benjamín Netanyahu como protesta por el bloqueo del proceso de paz.

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