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El juez ordena la separación y el aislamiento de las jóvenes acusadas de matar a una amiga

El juez que investiga el asesinato de Clara G. C., de 16 años, hallada muerta a cuchilladas el pasado sábado en San Fernando (Cádiz), ha ordenado la separación y el aislamiento de las dos jóvenes detenidas como supuestas autoras del crimen, de 16 y 17 años. Una de ellas está ingresada en los calabozos de la comisaría de la policía en San Fernando y la otra, en Cádiz, para evitar que se pongan de acuerdo en su declaración. Aunque aún no ha trascendido el móvil del asesinato, fuentes policiales rehúsan en principio vincularlo con rituales satánicos o de otro tipo.

El titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Cádiz, Juan José Parra, que estaba de guardia cuando ocurrió el suceso y que va a ser el encargado de instruir el caso, ha decretado el secreto de sumario y apenas han trascendido datos de la investigación. El magistrado ha exigido a la policía un mutismo absoluto ante la gravedad del caso y la condición de menores de edad de las dos detenidas. Fuentes oficiales aseguraron ayer que la demora en el paso a disposición judicial de las dos jóvenes, que se producirá hoy, 48 horas después de ser arrestadas, persigue la acumulación de pruebas. Estas fuentes precisaron también que la investigación policial está prácticamente culminada y descartaron nuevas detenciones. Las dos menores prestarán hoy declaración ante el juez Parra, que contará ya con los ejes fundamentales de la investigación: las ropas ensangrentadas de las chicas, la navaja empleada para el homicidio, las declaraciones de las menores admitiendo la autoría del crimen y, por último, la autopsia de Clara, que fue realizada ayer por dos forenses en el Hospital Militar de San Carlos, situado en la localidad gaditana.

Fuentes oficiales daban ayer especial relevancia a los resultados de la necropsia para cuantificar el número de navajazos que recibió la víctima, en qué partes del cuerpo y con qué profundidad. En cualquier caso, ha trascendido que el cadáver de Clara presentaba más de 15 incisiones y que le seccionaron el cuello de modo que casi separaron la cabeza del tronco.

La clave de la declaración de las dos chicas hoy ante el juez estará en conocer el móvil del crimen. Fuentes policiales consultadas por EL PAÍS descartaban ayer, casi al completo, que el asesinato estuviera relacionado con rituales satánicos.

No obstante, otras fuentes de la investigación citadas por la agencia Efe se inclinaban por la hipótesis de que podría existir alguna motivación satánica en el asesinato de Clara G. C., hija de un suboficial de la Armada en la reserva.

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Otra de las cuestiones que las dos detenidas tendrán que aclarar hoy ante el juez, según las citadas fuentes, será el grado de participación de cada una de las jóvenes en la autoría material del crimen, es decir, si ambas acuchillaron a la víctima, lo que significaría que se cedieron la navaja para matar a Clara (ya que se ha descartado que utilizasen una segunda arma) o si sólo lo hizo una de ellas.

Aunque los rumores sobre lo ocurrido se han disparado en San Fernando, lo único que en estos momentos se sabe a ciencia cierta es que las dos menores, que eran compañeras de la fallecida en el instituto Isla de León, han admitido en sus declaraciones iniciales la autoría del crimen. De acuerdo con los datos recogidos hasta el momento por la policía, las dos chicas mataron, en la noche del viernes al sábado, a Clara en un gran solar situado en el centro de San Fernando, en una zona conocida como El Barrero y en la que habitualmente se concentran jóvenes para beber.

Tras el crimen, las dos detenidas se marcharon a sus casas, donde se cambiaron de ropa y se marcharon de copas, ya que habían quedado con un grupo de amigos, con los que también estaba citada Clara.

Éstos preguntaron por la víctima a las detenidas, pero ambas permanecieron en silencio, lo que inicialmente no despertó sospechas en el grupo. Fue al día siguiente, la mañana del sábado, después de que los padres de Clara denunciaran que su hija no había ido a dormir esa noche a casa, cuando los amigos apuntaron la posibilidad de que las dos jóvenes supiesen algo. La policía se desplazó entonces a las viviendas de las supuestas autoras del crimen, donde encontró la ropa ensangrentada que llevaban puesta cuando cometieron el asesinato. Los agentes también hallaron el arma que utilizaron para matar a Clara. Las dos chicas, según han confirmado fuentes policiales, admitieron desde el principio ser las autoras del asesinato, aunque los motivos que adujeron en su confesión no han trascendido.

Los amigos y conocidos discrepan sobre la relación de las menores con la víctima

Los vecinos de Clara no salían ayer de su asombro. Bajo el número 30 de la avenida de Pery Junquera, donde vivía la joven asesinada, se formaban corrillos e intercambiaban comentarios, abrazos o pésames. Aquellos que aseguraban conocer a la víctima y a las detenidas por el crimen discreparon sobre la relación entre éstas y mantenían versiones contradictorias. La mayoría de las personas describió a la fallecida como una "chica completamente normal, amable y buena gente", como cualquier estudiante del Instituto Isla de León de la ciudad, más conocido como el Tuto. Uno de los profesores la calificó de "inteligente y educada". Por el contrario, otro docente del mismo centro precisó que las tres niñas "formaban una especie de tribu, rodeada con mucho misterio, que vestía con prendas oscuras".

El vínculo entre las tres aún no está claro. Unos amigos sostienen que, aunque fueron amigas y salían juntas, no lo hacían en los últimos tiempos. Por el contrario, otros estudiantes afirman que siguieron relacionándose hasta el final.

Un adolescente que aseguró conocer a las tres amigas, J. L., comentó que el crimen "era algo que se veía venir". "Sabía hace tiempo que si esta niña [la víctima] seguía así... me imaginaba que algo de esto iba a ocurrir".

Según su versión, las jóvenes salían juntas y solían utilizar la ouija, esas tablas utilizadas supuestamente para conectar con espíritus que escribirían sus respuestas señalando las letras en el borde de la tabla. "Cada vez que salían, a cada momento, cada vez que las veía, estaban con esos juegos".

Sostuvo que las tres chicas apenas se relacionaban con el resto de sus compañeros del instituto: "Eran muy raras, siempre estaban solas, vestidas siempre de oscuro y yendo a El Barrero [la zona donde fue hallado el cadáver de Clara]".

Otro joven, J. P., también de 16 años, conocía a una de las chicas detenidas, que confesó ser la autora, con su otra amiga, del asesinato de Clara. Es compañero de clase desde hace varios años de una de ellas en el instituto. Según relató, la presunta asesina "iba completamente de negro, con una argolla en la ceja izquierda y era rarilla. Acostumbraba a llevar libros extraños que tenían dibujadas cruces en la portada".

Otros, que aseguraron ser amigos de la víctima, insistieron en que Clara, en contra de las versiones que han circulado por el pueblo, no tenía problemas con la drogas ni con su novio, y calificaron de "envidiosas y retorcidas" a las dos detenidas.

Nadie se explicaba ayer el suceso. "Es difícil entender qué les pudo pasar por la cabeza a esas chiquillas para hacer la monstruosidad que han cometido", subrayó Juan, un vecino de Clara.

La fallecida recibe sepultura hoy en un consternado San Fernando

El dolor, la conmoción y el pesar se extendieron ayer por la localidad de San Fernando, una población de 80.000 habitantes situada a 12 kilómetros de la capital gaditana, donde está previsto que a las 12.00 horas de hoy se celebre el funeral por la joven víctima del crimen en la parroquia San José Artesano. Desde allí saldrá la comitiva que acompañará los restos mortales de Clara al cementerio municipal de San Fernando donde recibirán sepultura.Los detalles del crimen y el relato del brutal asesinato se extendieron ayer por todas las poblaciones de la bahía de Cádiz. Algunos vecinos de la zona de El Barrero, el descampado donde un hombre que paseaba con su perro encontró el cuerpo de la joven el sábado por la mañana, calificaron ayer de "peligrosa" el área, situada en pleno centro de la ciudad.

Las inmediaciones del solar suelen ser utilizadas por las mañanas como parque y por las noches como lugar de concentración de jóvenes que se reúnen a tomar copas y a escuchar música. Sin embargo, el interior del solar, situado junto a un observatorio militar, es frecuentado por personas que se dedican a la venta de pequeñas cantidades de droga.

Alarma entre los vecinos

El alcalde de San Fernando, Antonio Moreno, avanzó que hoy podrían darse a conocer más datos que esclarezcan los hechos, que han provocado la alarma entre los vecinos de la localidad.

Moreno señaló que el Ayuntamiento ya ha trasladado el pésame a los familiares de la fallecida, al tiempo que apuntó el estado de conmoción de los padres de Clara y de todo el pueblo.

En este sentido, no pudo ocultar su sorpresa ante los hechos y dijo: "San Fernando es una ciudad muy tranquila y los ciudadanos no están acostumbrados a este tipo de sobresaltos. Nunca ha ocurrido nada que se parezca a esto y hemos vivido estos episodios con el estupor de la lejanía, pero nunca con el dolor de una familia de la localidad. Es horrible".

En el consejo del instituto se debatirá esta mañana si se suspenden las clases en señal de luto por la muerte de una de las alumnas a mano de sus compañeros. El centro, uno de los más antiguos de la localidad, construido en la década de los sesenta, tiene en la actualidad 1.500 estudiantes y, según su director, José María Fernández, nunca había registrado incidentes ni conflictos.

Fernández, que insistió en que Clara era una buena estudiante y aprobaba los cursos, explicó que una representación del instituto acudió ayer al domicilio familiar y que este mismo grupo participará hoy en los funerales y en el entierro de la estudiante.

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