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Maneras

El presidente Aznar va a recibir al presidente Chaves en la Moncloa. Anda Aznar en malas relaciones con el Gobierno vasco y tampoco las cosas son lo que fueron con Jordi Pujol, mucho menos después de los desaciertos de Trillo en el asunto del desfile militar. Aznar no necesita a Pujol ni tiene por qué hacer de tripas corazón para recibir a Arzallus en la Moncloa como quien recibe a un amigo de toda la vida. Las cosas son como son, él tiene mayoría absoluta y quienes tanto le exigieron no tienen más remedio que aceptar la nueva situación.En éstas, el presidente del Gobierno que durante la pasada legislatura se negó una y otra vez a recibir al presidente andaluz lo recibe esta semana y todo parece indicar que, tanto por la actitud del Ejecutivo andaluz como por la del Gobierno de Madrid, las cosas en esta legislatura van a ser distintas a lo que fueron en la anterior. Aznar tiene asuntos pendientes en Andalucía y querrá ir poniéndose al día, entre otras cosas para ayudar a quitar obstáculos del camino que se han marcado Teófila Martínez y el PP andaluz. Pero no sólo eso condiciona su actitud. Necesita consensuar el futuro sistema de financiación autonómica en vista del rechazo del actual por parte de las comunidades autónomas gobernadas por los socialistas y del poco entusiasmo que ha despertado incluso en Cataluña, a pesar de haberlo acordado con Pujol.

Por fin, Chaves y Aznar se verán en la Moncloa y no por casualidad sino porque el presidente del Gobierno recibirá al presidente de la Junta de Andalucía por propia iniciativa para tratar de todos los asuntos que tiene pendientes sobre Andalucía y, todo parece indicarlo, para iniciar una nueva etapa en las relaciones institucionales en el marco de lo natural y razonable. Es importante que los dos gobiernos parezcan dispuestos a no volver a la política de confrontación que distinguió a la anterior legislatura. En ésta, el Gobierno andaluz ha empezado asegurando que el Gobierno central sólo va a encontrar en la Junta de Andalucía actitud de diálogo. El encuentro esta semana de Aznar y Chaves puede ser el comienzo, no de una gran amistad, pero sí de un tiempo de nuevas y buenas maneras, que en política también son fundamentales.

MARÍA ESPERANZA SÁNCHEZ

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