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FÚTBOL La Liga conocerá hoy al campeón

El Deportivo se apresta a tocar el cielo

El cuadro gallego destila confianza ante la cita crucial de la Liga y cree que el Espanyol no se empleará a fondo

Xosé Hermida

En 92 años, sólo ocho equipos han podido ganar alguna vez la Liga española, un selecto club que hoy se dispone a acoger un nuevo miembro. Nunca, ni siquiera en la ocasión fallida de 1994, el Deportivo de A Coruña había tenido tantas circunstancias a su favor para lograr el título: juega en su estadio de Riazor (21.00, Teletaquilla), frente a un rival ya sin aspiraciones, el Espanyol, y un punto le bastaría para que toda la ciudad se echase a la calle a celebrar la fiesta que se frustró hace seis años con el famoso penalti de Djukic. El Deportivo ya no es, como entonces, un equipo recién llegado a Primera, y la experiencia ha servido para que todos los estamentos del club y su entorno social afronten la gran cita de hoy con mayor aplomo. Los futbolistas, el entrenador, los directivos y los aficionados sienten el título en sus manos y aseguran que esta vez no se les va a escapar. Salvo debacle, el Deportivo meterá una cuña en medio del aplastante dominio de Barcelona y Madrid en los últimos 15 años, sólo roto por el Atlético en 1996.Más de un mes lleva el Deportivo esperando que el título le caiga por su propio peso. Varias oportunidades ha tenido el conjunto de Javier Irureta de echarle el lazo definitivamente, pero ha preferido esperar a que la fruta madure y se desprenda sin necesidad de arrancarla. El proceso natural está a punto de concluir, para alivio de una afición que, en las últimas semanas, alimentó el temor a que el campeonato se le escapase de nuevo en la recta final. Una vez más, el Deportivo ha preferido posponer el alirón para el último día, en una demostración de que el apego a las situaciones agónicas forma parte inseparable de su espíritu. Incluso los recién llegados se contagian de ese especie de fatalismo. "Hasta para ganar una Copa del Rey esta afición tuvo que viajar dos veces a Madrid", bromeaba ayer Jokanovic, a propósito de la final de 1995 en el Bernabeu, suspendida por una tromba de agua.

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Tan despejada aparece la situación para el Deportivo que incluso perdiendo podría obtener el título, siempre que Barcelona y Zaragoza no ganasen tampoco sus respectivos choques. "Es evidente", reconoció ayer Irureta, "que todos los factores están a nuestro favor: el campo, el público y la clasificación. El único peligro son los nervios, pero yo confío mucho en la experiencia de los jugadores. Un equipo es un estado de ánimo y el nuestro es bueno. Hemos escalado el Everest y ya estamos a punto de tocar la cúspide". En un alarde de generosidad, Irureta se permitió dedicar el título anticipadamente al equipo de 1994 y a su entrenador, Arsenio Iglesias. "Ellos abrieron el camino que nos ha permitido llegar hasta aquí", dijo Irureta como una manera de sumarse a la sensación generalizada en toda la ciudad de que el Deportivo, además de ganar un título, se cobraría una revancha contra la historia.

Dentro de la cautela obligada en estos casos, todos los que desfilaron ayer por la sala de prensa de Riazor se esforzaron por destilar optimismo. "Va a haber fiesta seguro", aventuró Jokanovic, "estoy convencido de que ni siquiera vamos a sufrir. Nos sirven dos de los tres resultados posibles y en esta ocasión no decepcionaremos". La aparente distensión de la plantilla se reflejó en el buen humor con que se acogieron las inevitables preguntas sobre la hipótesis de que la historia vuelva a ponerse traviesa y adjudique al Deportivo un penalti en el tramo final del partido. "Ojalá que haya un penalti", se apresuró a contestar, con su desparpajo habitual, Djalminha, uno de los especialistas en ese tipo de faltas, que regresará al equipo tras su polémica expulsión ante el Zaragoza, hace quince días. Irureta se acogió a una broma de su presidente, Augusto César Lendoiro, quien hace unos días se había ofrecido voluntario para tirar el penalti. "Por mí que lo tire cualquiera menos Lendoiro, que a lo mejor lo manda al poste", ironizó el técnico.

A la confianza de la plantilla blanquiazul contribuye también la situación del Espanyol, cuya hinchada no oculta su deseo de que el equipo haga todo lo posible para que su gran enemigo, el Barcelona, no sea campeón. El Espanyol no se juega nada y teóricamente querrá reservar fuerzas para la final de la Copa del Rey, dentro de ocho días. Esa circunstancia es otro motivo de tranquilidad para Irureta: "Ellos no creo que metan el pie a fondo, mientras que nosotros saldremos a morir".

Pero la confianza no es tanta como para evitar las supersticiones. En 1994, el club había organizado una cena para la plantilla, que finalmente resultó un amargo desfile de caras largas. Esta vez, no hay nada previsto y la celebración se improvisará sobre la marcha. Los que ya lo tienen todo preparado son los aficionados: unos minutos antes de las once de la noche de hoy esperan arrojarse a la fuente de la plaza de Cuatro Caminos y empezar una noche de farra que se prolongará durante todo el fin de semana. Algunas discotecas hasta prometen barra libre.

Deportivo: Songo'o; Manuel Pablo, Donato, Naybet, Romero; Mauro Silva, Jokanovic; Víctor, Djalminha, Fran; y Makaay.

Espanyol: Cavallero; Cristóbal, Nando, Soldevilla, Roger; Toni Velamazán, Sergio, Galca, Arteaga; Posse y Tamudo.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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