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Rituales

Tiene razones el Bloc Nacionalista Valencià para desmarcarse de Acció Cultural. El presidente del partido, Pere Mayor, las ha explicado con detalle, desde la reticencia de quien no está dispuesto a dejarse meter en barrizales en los que nadie le ha preguntado si había que adentrarse. Los actos del 6 de mayo, conmemorativos del 25 d'Abril, tenían todos los componentes pirotécnicos de las movilizaciones que fabrica Eliseu Climent con un aparato de agitación que gana con los años en profesionalidad tanto como en confusionismo imitativo (ahora una asamblea de concejales, ayer una declaración, día a día una red de casals a medio camino entre los viejos casinos republicanos y los batzokis o las casas del pueblo). Se equivoca Mayor, sin embargo, y se equivoca el Bloc, cuando se queja de que Climent da cobertura, con una visión transversal del nacionalismo, al oportunismo de los partidos de la izquierda estatal. El problema no es ese. Transversal y unitario es el movimiento de la Federació Escola Valenciana y no vive el Bloc como una amenaza sus masivas concentraciones de estos días. El peligro está en el ritual. Hace mucho tiempo que Acció Cultural sólo ofrece liturgia, un ámbito mítico en el que los partidos valencianos no nacionalistas se juegan muy poco, y en el que los partidos catalanes y baleares, nacionalistas y no nacionalistas, no se juegan nada. Zaplana, con sus desmesurados exabruptos institucionales a cuenta de las pintadas y destrozos ejecutados por algunos cachorros combativos que anidan bajo tal ceremonia, ha tratado de pasarles factura a los rivales con una retórica todavía más confusionista y vacía (si tuviese la sospecha de que hay algo de verdad en lo que ha denunciado, -paralelismo con el terrorismo de ETA y otras zarandajas-, habría actuado con cierta prudencia). Precisamente la transversalidad, la permeabilidad, la predisposición a la colaboración, la apertura a la sociedad, es lo que falta en la ensimismada izquierda valenciana del PSPV y EU, en Acció Cultural y en el mismo Bloc. De lo contrario, el PP valenciano no podría simular que tiene un gobierno responsable y enérgico cuando su presidente se devana el seso estudiando dónde pone los parches para que funcione.

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