"Dejo todos mis bienes a..."
El supuesto homicida de Pozuelo, Vicente Isabel Burgos, tras la orgía de sangre, escribió una especie de testamento. No lo hizo sobre un papel, sino que lo pintó, en tinta azul, con letras grandes, de unos 20 centímetros, sobre una pared del salón de su apartamento de la avenida de Europa, cerca de donde yacía el cadáver, aún caliente, de Ester Redondo.La última voluntad del profesor decía así: "En plenas facultades mentales dejo todos mis bienes a mis padres, a mis cinco hermanos y a mi novia. A mi hermano mayor, le entrego el coche. El seguro de vida es para mi novia, a la que sigo queriendo, y para mi madre y mi padre dejo el resto de mis pertenencias". Y añadía: "Cuando leáis esto estaré muerto. Este mundo es una mierda".
El testamento tenía nueve líneas y firmó el gigantesco documento en la parte baja de la pared, casi a ras de suelo. Al leer esta insólita pintada, la policía sospechó que encontraría al supuesto homicida ya muerto. No fue así. El homicida trató de quitarse la vida, pero no lo logró.
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