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Reportaje:

Irureta supera las marcas del 'Superdepor'

El conjunto gallego tiene más gol pero es menos rocoso que el que dirigía en la temporada 1993-94 Arsenio Iglesias

Xosé Hermida

El Superdepor de Arsenio Iglesias perdió una Liga en el último partido tras ser líder durante dos tercios de la competición. En medio de la pesadumbre por la derrota final, todo el mundo en A Coruña creyó que pasaría mucho tiempo antes de que el Deportivo volviese a completar una temporada semejante. Al final, tuvieron que transcurrir seis años, un plazo probablemente más corto del que pensaba la mayoría, para que el conjunto blanquiazul vuelva a encontrarse ante la ocasión de ganar el primer título de Liga de su historia. En algunos aspectos, en esta campaña incluso se han superado las hazañas del cuadro que entonces dirigía Arsenio Iglesias: el actual técnico, Javier Irureta, ha completado ya 27 jornadas consecutivas como líder, dos más que la marca establecida en 1994. Del equipo de entonces sólo permanecen en la plantilla tres jugadores -Fran, Mauro Silva y Donato- y han cambiado algunos aspectos sustanciales de su estilo: este Deportivo no es la roca impenetrable de antes, pero su pegada resulta mortífera. - Del muro al martillo. Como está ocurriendo este año, al Depor de Arsenio le costaba ganar fuera de casa. Pero, en el peor de los casos, solía arrancar un empate -entonces las victorias sólo contaban dos puntos-, una circunstancia que lo convertía en un conjunto mucho más regular que éste. En la Liga 93-94, los coruñeses sólo perdieron cuatro partidos y completaron una asombrosa estadística defensiva: encajaron una media de 0,47 goles por partido. Sin embargo, les costaba mucho marcar (su promedio fue de 1,42 goles por partido). Si el conjunto de Arsenio apenas variaba su forma de jugar de una semana a otra, el de Irureta se comporta como una caja de sorpresas, para bien y para mal. El viejo Superdepor funcionaba como un muro impasible, mientras que este equipo que camina de nuevo hacia el título se asemeja a un martillo agazapado y silencioso durante mucho tiempo, pero implacable cuando golpea. El equipo actual, bastante más vulnerable (1,22 goles encajados por partido), se muestra, en cambio, más eficaz ante la portería (1,77 tantos de promedio).

- El peso de las estrellas. El Superdepor fue fundamentalmente un grupo construido alrededor de cuatro fantásticos futbolistas: Bebeto, Fran, Mauro Silva y Djukic. Es muy probable que ninguno de los jugadores de la plantilla actual alcance ese nivel. Continúan en el equipo -y siguen siendo muy valiosos- Fran (30 años) y Mauro Silva (33), pero entonces estaban en el cénit de su carrera y ahora empiezan a notar el declive físico. El hombre llamado a convertirse en la referencia del grupo, Djalminha, se pierde por las frivolidades de su carácter y su exceso de exhibicionismo. Aunque en el Depor actual no hay hombres que descollen tanto, el banquillo ofrece muchas más posibilidades.

- Bebeto y Makaay. Es casi imposible construir un gran equipo sin un gran goleador. El Deportivo quedó huérfano con la marcha de Bebeto y todos los que fueron contratados para sustituirle (de Luizao a Abreu) salieron escaldados del empeño. Tuvo que llegar Makaay para que Riazor dejase de suspirar por la figura aniñada del brasileño. El holandés no es el delantero celestial que era Bebeto y aún está lejos de sus mejores cifras (29 goles en la temporada 92-93). Pero, sin tantos alardes técnicos, Makaay se ha revelado como un goleador muy eficaz. Con otra diferencia: mientras la mayor parte de las posibilidades de batir al contrario pasaban antes por Bebeto, a Makaay le acompañan varios jugadores que tampoco andan faltos de gol: Turu Flores, Víctor, Djalminha, Pauleta...

- ¿Quién es mejor? Si se mira el conjunto de la plantilla, el balance es abrumadoramente favorable al grupo de Irureta. El técnico vasco ha contado de forma asidua a lo largo de la campaña con un grupo de 18 jugadores, mientras que todo el peso de la temporada 93-94 recayó en 13 hombres. Ahora bien, el once inicial de la época de Arsenio resulta difícilmente superable: alrededor de las cuatro estrellas ya citadas, había magníficos futbolistas de acompañamiento, como Donato, con seis años menos; Voro, uno de los mejores centrales españoles del momento; Nando, un lateral izquierdo muy bien dotado técnicamente que conectó como ningún otro con Fran, o el propio Claudio, un delantero combativo que a veces se echa en falta en este equipo.

- La magia. En este aspecto reside la principal diferencia entre las dos épocas. Ya se sabe que las sensaciones primerizas son irrepetibles, y en los años 93 y 94, el Deportivo tenía todo el encanto de un humilde recién llegado de Segunda.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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