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Donato no faltará esta vez

El veterano defensa del Depor, dispuesto a tirar el penalti decisivo que no pudo lanzar en 1994

Xosé Hermida

La imagen de Donato surcó muchas mentes aquella aciaga noche del 14 de mayo de 1994. Corría el minuto 89, el deportivista Nando fue derribado en el área del Valencia y López Nieto pitó penalti sin dudarlo. En medio de la ráfaga de júbilo que detonó sobre Riazor, muchos miraron con preocupación al banquillo y vieron a Donato, sustituido diez minutos antes por Alfredo en un desesperado intento de Arsenio por darle más profundidad a su equipo y alcanzar el título que se escapaba. "Aquel penalti era para mí", confiesa Donato, que, a sus 37 años, sobrevive como un imperturbable mariscal en la defensa blanquiazul. El primero que se acordó de la ausencia de Donato fue el propio Djukic, el único que finalmente tuvo agallas para asumir el desafío. Lo falló, pero acabó convertido en un héroe. Ahora, si la historia se repitiese, todos volverían a mirar para Donato. Él no quiere dar un paso al frente, aunque promete que tampoco se quitará de en medio: "Estoy dispuesto a tirar ese penalti... si el míster me lo pide".Donato trata de convencerse de que es un imposible metafísico que un mismo suceso se repita dos veces: "Resultaría increíble que el Deportivo dependiese del último partido para ganar el título, que llegásemos empatados al minuto 44 y que nos pitasen un penalti a favor". Expuesto así, todo parece perfectamente inverosímil, pero, tras 20 años como futbolista, Donato sabe muy bien que este juego está lleno de azares y sorpresas, y por eso se apresura a matizarse a sí mismo: "También parece increíble que al Madrid le tocase acabar la Liga en Tenerife dos años consecutivos y que en ambos perdiese allí el título. Y, sin embargo, ocurrió".

En el actual Deportivo, el encargado de tirar los penaltis es Djalminha. Si la fortuna se encaprichase en repetir el descabellado episodio de 1994, ¿resistiría el corazón de la hinchada y, sobre todo, el del técnico, Javier Irureta, la posibilidad de que el brasileño, con esa alegre despreocupación de los superdotados, ejecutase el lanzamiento a lo Panenka, como suele hacer habitualmente? Djalminha nunca ha fallado un penalti tirado de ese modo, con una suave vaselina por el centro, pero él mismo reconocía hace poco: "El día que no lo meta, ya no me lo dejan hacer más".

Por eso, si se repitiese una situación extrema, Donato parece el valor más fiable. Él no rehuye la responsabilidad, pero evita ofrecerse voluntario: "Estaría dispuesto a tirar un penalti en el último minuto, aunque para ello tendría que pedírmelo el míster. Todo depende de él, porque incluso podría decidir que yo no jugase". La cabriola del azar impidió a Donato ser el protagonista de aquella noche de 1994, cuyas imágenes todavía permanecen en la memoria futbolística de medio planeta. "Aún hoy", dice el defensa hispano-brasileño, "mucha gente me habla de aquello. Incluso cuando voy a Brasil me hacen comentarios sobre ese partido. Casi todo el mundo sabe que el penalti era para mí. Me hubiese gustado tirarlo, aunque sé que si lo hubiese fallado las consecuencias habrían sido tremendas".

Resulta inevitable que estos días se le pregunte a Donato -único superviviente en la plantilla del Depor, junto a Fran y Mauro Silva, de la Liga del 94- sobre las similitudes entre aquella situación y la actual. A favor de este Deportivo, razona Donato, cuenta su mayor experiencia y el hecho de que su inmediato perseguidor, el Barça, no atraviese, como entonces, una racha imparable. Pero lo que más ha cambiado, en su opinión, es la actitud de la hinchada coruñesa: "Ahora, el público se ha vuelto mucho más exigente". Donato sueña con cantar el alirón el domingo en Santander y evitarse la angustia de la última jornada: "Tenemos que salir a por todas y volver a casa con la Liga en la mano". En El Sardinero estará ausente Djalminha, lo que elimina de antemano un posible dilema: si hay un penalti, esta vez será para Donato.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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