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Menudos cantantes

Ésta es la historia del viaje de una expedición que desde Barcelona sale al espacio a la búsqueda de nuevas civilizaciones. ¿Un grupo de trekkies catalanes emulando las aventuras de la nave Entreprise por el espacio interestelar? No exactamente. La nave no es la mítica Entreprise, sino la Onirambús (submarino, al revés) y su tripulación, un grupo de niños y adolescentes catalanes que ayudados por las cientos de neuronas de los escolares de 23 institutos de secundaria de Barcelona, que conforman el cerebro artifical del super ordenador Cronomàtic que controla la nave, viajan al mundo de la ópera protagonizando a partir de mañana y hasta el domingo el estreno de Eco, obra compuesta por el Philippe Vallet (Clermont Ferrand, Francia, 1957) sobre un libreto de Roger Llovet (Barcelona, 1949). La expedición ha sido organizada por el teatro del Liceo y el Instituto de Educación del Ayuntamiento de Barcelona y se inscribe en el proyecto Òpera a Secundària, una iniciativa para introducir a los alumnos barceloneses en el mundo de la lírica y la música contemporánea, que con el estreno de la ópera Eco cumple tres años de vida.El teatro desde dentro

La iniciativa de convertir a los escolares en los protagonistas de óperas pensadas para ser interpretadas por ellos, que empezó en 1998 con la puesta en escena de Brundibár, del checo Hans Krása (1899-1944), que se repuso la pasada temporada, ha conseguido atraer el interés de niños y adolescentes hasta el punto de no dudar en sacrificar parte de su tiempo libre para participar en una enricedora experiencia, tanto musical como humana. "Les obliga a disciplinarse por el hecho de tener que trabajar en grupo y les permite abandonar la posición pasiva que adoptan siendo público para participar activamente en la creación artística descubriendo desde dentro el mundo del teatro", explica Xavier Pujol, jefe del departamento educativo del Liceo y responsable desde el coliseo lírico de La Rambla del proyecto.

"Hasta sueño con Eco, bueno más bien tengo pesadillas", dice muy despierta Júlia Sesé, de 16 años, que interpreta al personaje que da nombre a la ópera alternándose en las funciones con Lluna Pindado, también de 16 años. Sesé quiere convertise en una cantante de música pop y asegura que ya tiene experiencia sobre un escenario. "He hecho muchas cosas", dice resuelta, pero se lamenta de no haber participado en Brundibár.

Pindado, que hizo el papel de pájaro en la ópera de Hans Krása, tanto en 1998 como en su reposición el año pasado, se enorgullece de ser ahora protagonista. "Esta ópera es mucho más difícil, tanto musicalmente como en lo escénico, pero es mucho más divertida", asegura, e invita a la gente a descubrir la música contemporánea. "Es que se tiene una idea muy equivocada de la música que se escribe actualmente. Es más difícil, tanto para el que la escucha como para el que la tiene que interpretar, porque es atonal y tiene compases muy complicados, pero también da muchas satisfacciones", confiesa. "Tener al compositor en los ensayos en una ventaja, te ayuda a comprender lo que no entiendes de la obra y cuando te dice que los has hecho bien es fantástico".

Philippe Vallet, profesor de música de cámara del Conservatorio de Badalona y oboe de la Orquestra de Cambra Teatre Lliure, ganó el pasado verano con Eco el concurso de composición de óperas infantiles convocado por el Centre de Cultura Contemporanea de Barcelona para nutrir de nuevas obras el proyecto Òpera a Secundària. "Yo soy el compositor y no trabajo directamente con los niños, pero me siento un privilegiado asistiendo a los ensayos y viendo el complejo trabajo que se ha hecho. El resultado final no es exactamente lo que yo había imaginado, pero es fantástico. Estoy emocionado", confiesa Vallet, quien explica que a los niños no se les puede engañar. "Tienes que hacer algo que tenga vitalidad, que les guste y espero que se lo estén pasando bien". Pese a su edad, abunda la experiencia entre la veintena de solistas que estrenarán mañana la ópera Eco. Laura Sendra, de 14 años, que en la obra forma parte del grupo de amigos de Narcís, el extraterrestre que una y otra vez encuentra la tripulación del Onirambús en los diferentes planetas que visita, ha hecho de genio en la producción de la ópera de Mozart La flauta mágica de Comediants estrenada por el Liceo la pasada temporada en el Teatro Victoria. "Ésta es una ópera moderna, muy divertida", dice. Berta Millán, de 13 años; no luce tan lustroso currículo, pero confía en adquirlo con el tiempo, aunque no oculta los problemas que se ha tenido. "Me ha costado mucho alcanzar la concentración necesaria para cantar, moverme y mirar al director de orquesta a la vez", explica. Bruno Hurtado, de 11 años, y con tres funciones de Carmen, de Bizet, a sus espaldas, lo vive como un juego. "El argumento es muy original, mi vestido es muy gracioso, he conocido a mucha gente y me lo estoy pasando muy bien", espeta satisfecho, mientras es observado desde la distancia en un descanso de uno de los ensayos por el capitán Caznor, comandante del Onirambús, que luciendo la barba del capitán Haddock, de las historiestas de Tintín, interpreta el actor Enric Arquimbau, el único adulto que aparece en la obra.

A los solistas hay que añadir el multitudinario coro formado por los alumnos de los 23 institutos de Barcelona que se alternarán en las ocho funciones matinales previstas de la obra en el Mercat de les Flors para prestar su voz a Cronomàtic. El jueves y viernes sólo para escolares y el sábado y domingo para público familiar.

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Silvia T. Colmenero

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