Falta la pedrea
FRANCESC DE P. BURGUERA
En 1996, el PP ganó las elecciones generales por un pequeño margen: apenas 300.000 votos de diferencia con el PSOE. No era mucho. El partido socialista, sin embargo, no supo asumir esta derrota pírrica y se metió en el galimatías de las primarias en busca de un líder. El pasado 12 de marzo, el PP popular ganó, contra todo pronóstico, por una mayoría absoluta tan exagerada que sorprendió a propios y extraños, mientras el PSOE perdía más de millón y medio de votos. Este desastroso resultado ha hecho que los socialistas, no sólo continuen enfrascados en la busca de un líder sino, también, en la recomposición de un partido resquebrajado y dividido. ¿Recomposición o, tal vez, refundación?
La comodidad con que se ha encontrado Aznar, tras la victoria del 12 de marzo, ha levantado, desde el primer momento, las elucubraciones sobre el uso que hará el recién elegido presidente de esa mayoría. Es decir, si el uso se convertirá en abuso. Una diputada valenciana, después de algunas de las intervenciones de Aznar en el debate de investidura, se acercó a un grupo de diputados en el bar situado en los altos del hemiciclo y les dijo lo siguiente: "¡Este hombre me da miedo!". ¿Miedo? Pánico es lo que han sentido algunos de los/las ministrables esperando a que Aznar desvelase lo que el señor Aznar guardaba escrito en su cuaderno azul. Algo parecido ha pasado con los nombramientos de los secretarios de Estado. Y es que Aznar es mucho Aznar. Y los primeros que han tenido ocasión de comprobarlo han sido los "suyos". El hermetismo del jefe ha puesto a más de uno de los nervios.
Alguien me comentaba estos días en los pasillos del Congreso que la "prueba de fuego" para comprobar el talante de Aznar va a ser las sesiones de control parlamentario por parte de la oposición y, en concreto, en el turno de preguntas al presidente del Gobierno. ¿Con qué talante afrontará las preguntas el señor Aznar y, en especial, aquellas que desde su punto de vista pudieran considerarse "impertinentes"?. ¿Se escudará en su mayoría absoluta para dar paso a la arrogancia cuando no al "ninguneo"? Pronto lo veremos. Aunque no en el pleno de esta semana porque no habrá, todavía, sesión de control, según parece.
En todo caso, y para terminar, conviene resaltar, para quienes se preocupan por eso que llaman "el poder valenciano", el nombramiento de tres valencianos en lo que podríamos denominar los "premios de aproximación": Juan Costa, como secretario de Estado de Comercio y Turismo (parece ser que a último hora ha decidido quedarse en la esfera del poder y renunciar a su escaño de diputado); Gerardo Camps, como secretario de Estado de Seguridad Social, y José Mª Michavila al frente de la secretaría de Estado de Justicia. Conviene no olvidar, sin embargo, que aún queda la "pedrea": directores generales y similares. A ver si hay suerte y aumenta la nómina de paisanos. Y que sea para bien.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.