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18è SALÓ INTERNACIONAL DEL CÒMIC DE BARCELONA

Entre 'mangas' y Flash Gordon

El salón recibe a un público heterogéneo, desde el curioso hasta el más aficionado

Alba Cardona y Paula Espinosa son dos adolescentes de 13 años "fanáticas del manga". Ante la perspectiva de ir de excursión con sus compañeros de clase o disponer de un día de asueto, no se lo han pensado dos veces. Han dejado en casa la mochila y han decidido pasar la mañana del viernes en el Salón del Cómic en busca de novedades y de aquellas historietas atrasadas que les faltan para completar sus respectivas colecciones. "Nos ha traído mi madre, pero nos ha dejado en la puerta porque a ella no le interesa esto", dice Paula. "Venimos a derrochar dinero", apunta su amiga.Ellas representan sólo a un sector de la variada tipología de público que desfila estos días por la estación de Francia. Desde los simples curiosos hasta los entusiastas de un autor, un género o un personaje, todos tienen su espacio. Eso sí, la media de edad de los asistentes -y aunque el fin de semana suele estar copado por un público más familiar- revela que el cómic es, cada vez más, un territorio de jóvenes y adolescentes.

Con 10.000 pesetas en el bolsillo, Alba y Paula rebasan la media del presupuesto con que los asistentes acuden al salón. Aunque hay excepciones. "Tengo previsto gastarme entre 15.000 y 20.000 pesetas", calcula Emili Ságols, un adicto a las historietas de 33 años. El dinero le servirá para aumentar los enormes fondos que ya tiene en casa. "Tengo unos 3.000 cómics, y voy comprando a lo largo del año. Cada semana me gasto en torno a las 4.000 pesetas en librerías especializadas; en el salón busco novedades, superhéroes, algún autor español y algo de manga", señala.

Albert Prados, de 21 años, es más selectivo. "A mí, no me va el cómic muy comercial, yo soy de una línea más seria", afirma. Óscar Alegre, de 28 años, sabe también lo que busca en el salón: "Mis favoritos son los superhéroes y los cómics europeos. Vengo cada año para ver novedades y para buscar cosas atiguas que no suelen tener en las librerías especializadas". Como veterano de la feria, tiene su opinión sobre las cosas que podrían mejorarse: "Creo que hay muy pocos invitados extranjeros", afirma. Su experiencia le ha enseñado también que es mejor pasearse por la estación de Francia los primeros días del salón, "porque el fin de semana está más animado, pero hay tanto público que es horroroso".

Equipados con sendas bolsas decoradas con dibujos de Pokémon, Sergi Aguilera, Carles Alsina e Iker Arechabaleta aplican en la feria la teoría aprendida en la escuela. Como alumnos de segundo de ESO, cursan una asignatura de crédito variable dedicada al cómic. Tienen 13 años y han venido con sus profesores a palpar en vivo la materia que ocupa parte de sus horas en las aulas. El manga es también el género que más les tira, aunque también les gustan Los Simpson y Mortadelo. Y, lejos de las miradas de sus maestros, aprovechan para echarle una ojeada a alguna que otra tira erótica.

Laia Tarragona, de 20 años, todavía no ha abierto el monedero. "Hace muy poco que me intereso por el cómic, y no he venido a buscar nada en concreto. Si encuentro algo que me interese, lo compraré".

El actor Manel Barceló, presente en la feria en su doble calidad de aficionado y guionista de las peripecias de Mamen -publicadas por El Jueves- lamenta el desinterés que hay por asistir a las mesas redondas organizadas en el marco del salón. "Creo que es algo que se debería corregir desde la organización. Actualmente, hay muy poca profundidad en los debates y mesas redondas", señala este aficionado al Corto Maltés, Capitán Trueno y Ralph Küning que añora los años en que el salón "era mucho más combativo".

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Y también con nostalgia se ha acercado por primera vez a la feria José Mayor, un aficionado al cómic de 55 años. "Busco cosas antiguas, de El Príncipe Valiente y Flash Gordon. A mí todo esto del manga no me interesa".

Marcel.li Saenz Martinez

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