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Sevilla, ciudad de Segunda La capital andaluza se prepara para el desastre deportivo que supone el descenso de sus dos equipos

Sevilla está en plena Feria de Abril y sus habitantes aún no han calibrado lo que la próxima temporada se vivirá deportivamente en la ciudad. Por el momento se entretienen en las casetas del Real a costa de la rechifla que para los aficionados béticos supone ver al Sevilla ya descendido y que los seguidores sevillistas devuelven entre sonrisas rememorando la última y reciente afrenta del cainismo deportivo que vive esta ciudad, esto es, el empujoncito que con su esperpéntico partido ante el Oviedo dio a un Betis que tambien huele a Segunda. Y claro, entre copas y bailes las penas se olvidan y todo se hace más llevadero. Pero los siete días de Feria no serán eternos y si ahora se ríen por igual las gracias sobre la nefasta temporada de Betis y Sevilla, después llegará el turno de los lamentos y el desasosiego que tan atípica situación puede generar en una ciudad que vive el fútbol al extremo.

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Esta pasión por el fútbol y por los colores de uno u otro equipo lo demuestra que entre ambos clubes sumen 65.000 socios -35.000 el Betis y 30.000 el Sevilla-, casi el 10% de la población de la capital, censada en 701.927 habitantes.

Una ciudad que cuenta con dos estadios de fútbol, el Ramón Sánchez Pizjuán y el Manuel Ruiz de Lopera y un tercero, el estadio de La Cartuja, cuya funcionalidad y futuro inmediato con los dos equipos en Segunda habrá que replantearse. Rentabilizar las 157.500 localidades que suman entre los tres estadios será otro difícil escollo a superar. Ambos clubes esgrimen las abultadas cifras de asistencia a sus respectivos estadios -en torno a los 30.000 espectadores de media- para disipar dudas acerca de la respuesta que encontrarán por parte de sus aficiones jugando Betis y Sevilla en Segunda División. Pero esta confianza ciega en sus hinchadas puede jugar malas pasadas, porque por muy bético o muy sevillista que se sea no se va con el mismo ánimo al estadio a ver un partido contra el Barça que uno contra el Albacete o el Logroñés.

Aparte de las pérdidas en taquilla y el posible estancamiento en cuanto a número de socios, tanto Betis como Sevilla perderían los sustanciosos ingresos que les reportan la retransmisión televisada de sus encuentros, que del millar de millones se reducirían a poco más de una centena. Lo peculiar de una Liga de Segunda con Atlético de Madrid, Betis y Sevilla, puede provocar que la empresa poseedora de los derechos de retransmisión acuerde aumentar esa eximia cifra para clubes acostumbrados a pergeñar sus presupuestos según la partida de ingresos que reciben de las televisiones.

Presupuestos que también se verán reducidos por la nueva categoría en la que se moverán la próxima temporada. Y es aquí, en el aspecto económico, donde Betis y Sevilla ofrecen más distinciones. El Real Betis Balompié SAD es actualmente una empresa saneada, como bien se encarga de recordar su presidente, Manuel Ruiz de Lopera, quien se jacta de haber llegado a un club que tenía 60 millones de derechos federativos y haberlos aumentado a 15.600. Lopera se hizo cargo de la presidencia del Betis en 1992, con una deuda que rondaba los 3.000 millones de pesetas. "Desde el 30 de junio de 1992 todos los años hemos obtenido beneficios. Y este año también, pese a que nos hemos gastado 11.500 millones en fichajes esta temporada", explicaba Lopera en la Junta General en la que se aprobó el presupuesto para la presente temporada, 4.000 millones, y se cerró el ejercicio de la anterior, 1997/98, con un beneficio de 1.174 millones.

"Somos las envidia de otros clubes que nos preguntan que cómo lo hacemos para que incluso vendiendo a un jugador que nos ha costado caro y el perjuicio económico derivado de su marcha, obtengamos un beneficio de mil millones y pico", decía Lopera refiriéndose a la marcha del ex atlético Andrei. "Dios da virtudes y a mí me ha dado inteligencia, porque yo veo un billete de mil pesetas detrás de un tabique", remachaba el presidente del Betis.

Cerrar así los ejercicios del club ayudó a que Lopera se enfrascase en la construcción del nuevo estadio del Betis, que, a medio construir, ya lleva su nombre. 3.700 millones van invertidos por Técnica de Garantías, SA (Tegasa) -empresa vinculada al presidente verdiblanco que gestiona la construcción del estadio y los derechos de imagen de los jugadores- en la mitad ya terminada y otros 3.000 millones aún por gastar para terminar el platillo volante, como define Lopera a su personalista obra, de la que cuida hasta el más pequeño detalle. ¿Se llenará el nuevo estadio del Betis, que una vez terminado contará con 62.500 asientos con el equipo penando en Segunda?

Bien distinta es la situación del Sevilla F.C, SAD. Asfixiado por una deuda cercana a los 7.000 millones de pesetas, el presidente del club, Roberto Alés, ya trabaja en la planificación de lo que ha llamado "política de guerra", esto es reducción de gastos a todos los niveles. Los 3.000 millones del presupuesto actual son inviables en Segunda. Se habla de entre 800 ó 1.000 para la próxima.

Los jugadores que se queden en el proyecto que dirigirá Joaquín Caparrós no podrán cobrar más de 50 millones. Además, el Sevilla barrunta la posibilidad de jugar una serie de partidos en el estadio de La Cartuja para enjugar su deuda. Desde que se asumió el descenso, el equipo ya no se concentra para ahorrar los gastos del hotel. Medidas de choque ante la inminete vuelta al desierto del que el Sevilla salió este mismo año y al que pretende regresar cogido de la mano del Betis. Sevilla, ¿ciudad de Segunda?

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