Que la realidad no te lo estropee
Dicen que no existe realidad que pueda turbar lo que la televisión quiere presentar como real, aunque sea absolutamente falso. Y ello es un hecho susceptible de producirse en lugares tan remotos como el campo base del Everest. Aquí, la HLJTV, un canal poderoso en China, lleva varias semanas acampada entre las expediciones con su inmensa parafernalia realizando entrevistas y conexiones en directo. Pero no todos los días existen temas interesantes que ofrecer al público. La realidad es más bien monótona: dormir, cartas, lectura, paseos... y poco más.Un productor televisivo pone aquí a prueba su capacidad de inventiva y ésta tiene sus limites. Pero existen atajos, como el ideado el sábado por el canal chino. El campo base del Everest ha conocido una gran transformación en los dos últimos años, un cambio que ha arruinado el estereotipo de estercolero: existen ahora tres edificios modestos de hormigón habilitados como retretes y tres contenedores de basura descubiertos.
El lugar permanece limpio, pese al tránsito de expediciones. No es el jardín del Edén, pero es un lugar perfectamente habitable. Frustrada por esta realidad, la televisión china contrató los servicios del Ejército y ordenó a 12 militares que esparcieran basura alrededor de sus tiendas. Su idea era fabricar un caos de suciedad y filmar la recogida de los deshechos: pretendían inventarse un reportaje. Un bochorno.
Junto al campamento chino se halla el de una expedición holandesa apostado junto a otra canadiense. Jim Wilde, médico holandés, y Richard Westbroek, compañero de expedición, se acercaron gritando, avisando a los presentes sobre lo que acababan de contemplar. Allí estaban los militares, envueltos en una nube de bolsas de plástico, papeles y deshechos comestibles. Soplaba el viento y muy pronto la basura se extendió por el campo base y sus laderas. Estaban ensuciando un lugar limpio.
Sólo pararon cuando escucharon los primeros insultos y abucheos. El líder de la expedición canadiense corrió hasta el oficial de enlace, un chino llamado Nima, que se excusó y le entregó varias chucherías a modo de soborno infantil. Los responsables del programa chino ni siquiera se molestaron en explicarse. Por la tarde, Nima se acercó a nuestra tienda para informarnos de que al día siguiente el servicio de limpieza de la localidad de Tingri recogería la porquería acumulada desde hace una semana. También informó de que limpiarían los retretes, algo que no ocurría desde hace un mes.
Orgulloso, reveló que un equipo de limpieza peinaría el campo para recoger restos de basura, de la basura esparcida por su brillante Ejército. Esto no llegó a ocurrir. La televisión china sigue filmando, entrenándose para acompañar a un escalador local a la cima y conectar desde allí en directo.
Helados en el campo 1
El Collado Norte del Everest, localizado a 7.000 metros de altitud, parece un aparcamiento de tiendas repletas de mentes frustradas. Casi la práctica totalidad de las expediciones han ganado ya este punto y se hallan atrapadas por el viento y el mal tiempo. Pueden bajarse, pero todas esperan una mejoría que no llegara en los próximos cinco dias: tres jornadas de nevadas precederán a dos jornadas de viento desatado. Ante este panorama, la expedicion navarra Retena-Odisea ha optado por regresar al campo base, descansar y regresar para atacar la cima. Lo mismo que una expedicion canadiense. El resto resiste arriba, cerca de la montana, apostados en el Collado Norte o en el base avanzado, bautizado como el campo zombi, tan desgastados empiezan a estar sus habitantes.
Esta primavera es una de las más duras y frías que se recuerdan y las inclemencias han avivado el debate entre los especialistas, que se debaten entre la espera numantina o la retirada estrategica.
En la cara sur, Carlos Soria, un madrileño de casi 62 años, se declara dispuesto a atacar la cima en cuanto mejoren las condiciones. Tampoco anda lejos de su propósito la expedicion andaluza que comparte campo con él. Russel Brice, un prestigioso guía neozelandés que cuenta con ocho clientes ha enviado a seis de ellos al campo base, a 25 kilometros del avanzado y 1.100 metros por debajo. Uno de los clientes, ex guía francés de Chamonix, comentaba que arriba la situacion empezaba a convertirse en cuestion de supervivencia. O, como poco, de salud mental.
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