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El Racing vuelve a la andadas y empata otra vez en El Sardinero

Nuevo empate del Racing y van 12 en El Sardinero. No hay manera de romper el maleficio. Tras un comienzo prometedor, a los siete minutos Salva marcó un gol a pase envenenado de Munitis, parecía que el cuadro cántabro iba a cosechar su cuarta victoria en casa. Pero todo era un puro espejismo. Poco a poco, su juego se fue diluyendo en la nada más absoluta. Sólo brillaba con luz propia el talento de Munitis. Su fantasía estuvo a punto de plasmar el segundo gol, pero apareció Iñaki debajo de los palos y lo dejó todo en un susto.Munitis, para desgracia de todos, no repitió la gesta del Bernabéu. El hombre que desarboló a los héroes de Old Tradffor, no pudo doblegar la resistencia que opuso el modesto Numancia. La conexión Munitis-Salva funcionó sólo de forma esporádica, en el gol y poco más.

RACING 1NUMANCIA 1

Racing: Lemmens; Tais (Txema, m. 60), Mellberg, Arzeno, Sietes; Espina (Bestchastnykh, m. 83); Colsa, Vivar Dorado, Manjarín; Munitis y Salva (Rushfeldt, m. 71).Numancia: Núñez; Soria, Muñiz, Iván Rocha (Ojeda, m. 53), Octavio; Iñaki, Nagore, Pacheta, Castaño; Barbu (Jaume, m. 71) y Rubén Navarro (Rivera, m. 90). Goles: 1-0. M. 7. Salva remata a puerta vacía un centro de Munitis desde la banda derecha. 1-1. M. 53. Rubén Navarro cabecea a la red un balón bombeado sobre el área pequeña del Racing. Árbitro: Mejía Dávila, del colegio madrileño. Mostró tarjeta amarilla a Iñaki, Espina, Colsa, Salva y Pacheta. Alrededor de 22.500 espectadores, la mayor entrada de la temporada en El Sardinero. Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento de Ricardo Bárcenas San Miguel, ex presidente de la Federación Cántabra de Fútbol.

Resulta inexplicable que no gane más partidos en casa un equipo que cuenta en sus filas con Salva, cada día más pichichi con 26 goles, y Munitis, considerado el jugador más desequilibrante de la Liga. Pero termina la temporada y el interrogante no encuentra una respuesta clarificadora. El Numancia aguantó el chaparrón y terminó con vida la primera mitad. En la reanudación, encontró el premio a su cambio de actitud, adelantó líneas, jugó con más ambición y además apareció el oportunismo y el olfato de gol de Rubén Navarro. En una jugada sin mayor peligro, una falta sacada desde medio campo por Iñaki, dio lugar a que surgiese el oportunismo de Rubén Navarro. El delantero del equipo soriano cazó el balón en el área pequeña y cabeceó sin remisión a la portería de Lemmens. La reacción del Racing no se hizo esperar. Benítez intentó arreglar las cosas sustituyendo a Salva por el noruego Rushfeldt. El cambio pudo resultar efectivo si la madera no repele un remate del delantero noruego. Pero ya era tarde. Todo resultó infructuoso. Aclamado por su público, en premio a la gesta llevada a cabo en Madrid (2-4), el Racing terminó entre pitos y desilusiones. El empate, su triste sino, le persigue con saña y contumacia. Parece una fuerza imposible de conjurar.

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