Los yacimientos arqueológicos afloran en Rialb

Las obras del pantano de Rialb han puesto al descubierto numerosos yacimientos arqueológicos. El último en salir a la superficie ha sido una necrópolis del siglo XI, junto a la ermita románica de Santa Eulàlia de Pomanyons, en La Baronia de Rialb (Noguera), donde han aparecido 177 tumbas con esqueletos. Un equipo de arqueólogos y geólogos contratado por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) trabaja intensamente desde hace un mes y medio para recuperar los restos de la necrópolis, datada en la Alta Edad Media.

En el yacimiento, que abarca una superficie de 1.400 metros cuadrados, podrían haberse producido entierros anteriores al año 1070, según referencias documentadas que se conservan sobre la ermita de Santa Eulàlia de Pomanyons, edificio que ha sido desmontado piedra a piedra y reconstruido en otro lugar para salvaguardarlo de las aguas del pantano de Rialb.Este hallazgo, que se produjo por casualidad al excavar los restos de una ermita anterior, ha despertado el interés de los arqueólogos porque se trata de una necrópolis cerrada y completa que contiene los restos de toda la comunidad. El análisis y estudio de los esqueletos permitirá conocer la relación parental de todas las personas enterradas en el lugar y sus formas de vida.

El director de las excavaciones, Javier Navarro, destacó que las tumbas son de dos tipos. Las encontradas en el interior e inmediaciones de la ermita están delimitadas por grandes lajas de piedra hincadas en el suelo formando la fosa y cerradas con una sola pieza. El resto son fosas excavadas en la tierra y cubiertas con cuatro o cinco losas de piedra más gruesas. Curiosamente, uno de los enterramientos que ha despertado la curiosidad de los arqueólogos tiene como tapadera una piedra circular de molino.

Navarro explicó que las tareas de excavación están resultando muy laboriosas debido al estado en que se encuentran los esqueletos, a muchos de los cuales les faltan piezas porque fueron desplazados del lugar original por otros enterramientos posteriores o porque los terrenos fueron cultivados como viñedos. "Hacemos un trabajo de bisturí para recuperarlos en el mejor estado posible", dijo. Después de las intervenciones de campo, los arqueólogos emprenderán un minucioso trabajo de laboratorio con el fin de obtener la máxima información posible. Una vez extraídos, lavados y consolidados, los esqueletos serán estudiados para conocer la estatura, enfermedades y posibles causas de la muerte de aquellas personas.

Asimismo, se realizará una prueba para fijar la cronología de los distintos restos y se tomarán muestras de dos molares y de la cabeza de un fémur para obtener el ADN de cada persona enterrada.