Caos en Sevilla
Caos es la palabra que sin duda utilizamos las personas que sufrimos la enorme avalancha de la pasada madrugada del Jueves Santo. Todo pasó a eso de las 5.15. Yo estaba con unos amigos junto a la capilla de la hermandad del silencio, viendo recogerse la Virgen.Decidimos irnos de allí por la gran cantidad de gente que allí estaba. De pronto, mujeres y hombres corrían detrás de nosotros gritando. Nosotros no tuvimos otro remedio que correr para que no nos aplastaran. Cuando llegamos al final de la calle y vimos que nadie corría, decidimos volver para buscar a los demás amigos que habían sufrido numerosas contusiones. Pero de pronto otra estampida de personas corría detrás de nosotros y otra vez a correr. Esta vez decidimos no volver, pero, cuando nos dirigíamos a la estación de autobuses, la gente que nos rodeaba comenzó a correr despavorida. En ese momento una fila de nazarenos cruzaba la calle junto a su paso. Cuando nos dimos cuenta hasta los costaleros se habían ido.
Decidimos tomar un autobús que nos llevara a nuestro pueblo. Cuando estábamos entrando en uno, la masa de gente que corría llegó hasta el interior de la estación de autobuses. Entonces el conductor del autobús cerró la puerta y decidimos marcharnos de Sevilla. La gente golpeaba los cristales del autobús suplicando ayuda, llorando, gritando.
Tras abandonar Sevilla, llamé a otros amigos que aún seguían allí, y me contaron que hubo otras dos o tres avalanchas más. Cuando llegué a casa encendí el televisor y la radio, ya que la gente que corría decía que si era un loco con un cuchillo, que si un atentado de ETA, pero, por desgracia, como el dinero lo mueve todo, la televisión y la radio decían más o menos que sólo había sido un gamberro que había asustado a muy poca gente.
Al despertar al día siguiente ya se fue aclarando el tema, y finalmente me enteré de que todo lo provocó un grupo organizado de alrededor cien personas que imitaron la película Nadie conoce a nadie.
Sólo quería dejar claro el punto de vista de las personas que sufrimos tanto aquella noche.- .
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