_
_
_
_
Reportaje:

Salvar la memoria de las cosas

Una noche, hace ya mucho tiempo, un hombre pequeño y menudo dejó de tocar la guitarra, interrumpió su canción y se enfrentó al público que llenaba la plaza de toros de aquel pueblo de la sierra madrileña, en el que actuaba. Había empezado a entonar Las nanas de la cebolla, y el rumor de la gente apenas dejaba oír las palabras del poeta. Pero esa noche, con voz potente, gritó con amargura:-Este hombre, el que escribió estas nanas, murió en prisión por defender unas ideas, defender que podamos estar aquí, libres, oyendo esto. Y no lo queréis oír.

La gente se calló. Ismael siguió con su recital. Eso fue hace mucho tiempo. Faltaban años para que Joan Manuel Serrat hiciera otra versión con los versos de Miguel Hernández.

Ahora, veintitantos años después, Ismael Peña, Ismael para el mundo artístico, mira con preocupación los baúles, las cajas, los envoltorios que llenan la nave, que desbordan cualquier previsión. Anda entre las estanterías la vieja máquina de afilador, las cerámicas imposibles, los trajes, los instrumentos musicales...

-No sé qué va a ser de todo esto. Me gustaría que se pudiera hacer un museo. Madrid, por ejemplo, no tiene de la Música, algo que hay en las principales ciudades europeas.

Y cuenta que tiene más de 500 instrumentos, algunos auténticas joyas. Pero cuenta también que ha intentado hablar con representantes de las instituciones madrileñas y que no le han hecho mucho caso.

Y es que durante años -¡cuántos han pasado ya!- Ismael ha ido recopilando material del folclore, instrumentos, artesanía, juguetes. Hasta completar más de 6.000 piezas. Desde trajes, zapatos, bordados o mantones, hasta los más de 500 instrumentos que atesora. Desde los 3.000 juguetes hasta los cientos de libros, el pupitre de nuestra escuela, los botijos decorados por Dalí, por Viola, por Sempere, la colección de capas, quizá única, los aperos de labranza. No hay una colección semejante en toda España.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Ismael Peña nació en Torreadrada (Segovia), "antes de la guerra civil española". Yo digo siempre que nací antes de la guerra porque nací en el 36, pero en enero. Mi padre era labrador y mi madre maestra."

Estudió Derecho y Filosofía y Letras. Y un día se fue con la tuna al Carnaval de Niza. Y en Francia se quedó. Se ganó la vida cantando por los cabarés parisinos. Grabó su primer disco, Canciones del pueblo, canciones del Rey., por el que recibió el Gran Premio del Disco. Fueron, cuenta, años maravillosos. Y allí le pilló el mayo del 68.

Se vino a España en los primeros años 70. Publicó su Ismael en España, un disco con letras de Alberti, Hernández, Salinas... Luego vino la tele, el folclore, más discos. Hasta que un día se cansó.

-Y ahora, ¿de qué vive?

Vive. Que no es poco. Un poco apartado de todos. En un pueblecito de Madrid. Con sus perros, con sus recuerdos. Atesorando la memoria de un pueblo.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_