El más 'malo' de la NBA
El polémico Barkley deja el baloncesto tras 16 años, en los que jugó con Abdul Jabbar, Bird, Magic y Jordan
Esta semana ha desaparecido para siempre de las pistas uno de los malos más característicos de la NBA, Charles Barkley, que el jueves jugó unos minutos de su último partido tras una temporada en el dique seco por una grave lesión en el cuadriceps de la pierna izquierda. Barkley fue medalla de oro en Barcelona92 con el Dream Team y a la hora de la retirada, a los 37 años, ha recordado aquella experiencia. "Nada se puede comparar al Dream Team", ha dicho. "Estar en los Juegos Olímpicos es algo muy especial. No hay nada como ganar el oro y estar en el podio mientras suena el himno nacional. Todo el mundo debería ir al menos una vez a unos Juegos Olímpicos".Palabras de moderación y nostalgia, raras en un hombre conocido por sus exabruptos y por no morderse la lengua. Más que un baloncestista, lo suyo era la fanfarronería de los boxeadores. En Barcelona apartó de mala manera, de un codazo en el pecho, al angoleño Herlander Coimbra y, cuando se lo volvió a encontrar cuatro años después en Atlanta, advirtió: "Le voy a hacer lo mismo que le hice la primera vez. He estado haciendo pesas y estoy preparado". Los ideales coubertinianos no iban con Barkley. "Estamos aquí para demostrar que somos el mejor país del mundo. Somos los mejores en baloncesto. Vamos a matarles a todos".
Fuera de la pista, el jugador también se calentaba. En 1997 participó en una pelea en un night club de Orlando y acabó arrojando por la ventana a un parroquiano, un esfuerzo menor para un hombre de 1,98 metros y 115 kilos de músculos. En el juicio sólo lamentó una cosa: "Que no estuviéramos en un piso alto".
Barkley ha jugado 16 temporadas en la NBA y al comenzar la actual ya anunció que sería la última. Lo que no esperaba es tener que salir casi en silla de ruedas. En un partido en Filadelfia a principio de temporada cayó en mala posición y sufrió una lesión que se da muy pocas veces en el baloncesto. Fue retirado de la pista en brazos de dos compañeros y aquella escena le ha marcado. "No pude superar el que me tuvieran que sacar de la pista", recordó el día de su último partido. "Era muy importante para mi salir de la pista por mi propio pie".
Lo hizo entre aclamaciones de los aficionados de los Rockets de Houston, donde ha pasado los cuatro últimos años, tras jugar unos minutos que le sirvieron para recuperar un rebote y encestar, su jugada favorita y por la que es uno de los grandes de la historia de la NBA. "Cualquiera puede encestar, basta con tirar mucho. Pero rebotear es algo que tienes que querer hacer". Y en las melées bajo la canasta, Barkley estaba como pez en el agua.
Los mejores años de Barkley fueron los primeros de los noventa. En el 1993 fue elegido mejor jugador de la NBA tras llevar a los Suns de Phoenix a la final del campeonato, que inevitablemente perdieron ante los Bulls de Michael Jordan. En Phoenix jugó cuatro años, los mismos que en Houston. La primera mitad de su carrera la pasó con los Sixers de Filadelfia, donde dejó un memorable recuerdo. La noche de su lesión, en aquella pista, fue muy triste para él. Iba a ser su día de gloria. Su madre y su abuela estaban en las gradas y su primer equipo le rindió un homenaje, con escenas de sus mejores momentos en las pantallas durante los tiempos muertos.
"He jugado al baloncesto desde que tenía nueve años. He jugado con Kareem , con el Doctor J , con Magic , con Larry Bird, con Michael , y luego con Grant Hill . Nada a va a ser igual a partir de ahora. ¿Qué voy a hacer? Nunca he tenido un trabajo. No estaría bien que me quedara en casa a disfrutar de mi dinero. Dios me ha dado este talento para algo. Sería una lástima que no lo usara". Barkley va a poner su agresividad verbal al servicio del baloncesto, como comentarista de la cadena TNT, uno de los canales de Ted Turner, el fundador de la CNN. "Voy a ser sarcástico y a divertirme", adelanta.
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