Años de trabajo, millones de inversión
/,Barcelona ha sido la primera ciudad española en organizar unos Juegos Olímpicos. Sevilla quiere ser la siguiente. Y, si Madrid pretende seguir esta estela, debe de tener bien en cuenta el modelo que llevó al éxito deportivo a la capital catalana aquel verano de 1992, modelo que Sevilla ha tomado ahora como referencia.Años de trabajo en la sombra, unidad de acción de las fuerzas políticas y millones de inversión no sólo en instalaciones deportivas, sino en estructuras urbanísticas son las premisas de las que debe partir una ciudad que pretenda convertirse en la capital del mundo deportivo durante tres semanas. En el caso de Barcelona, la unidad y el entusiasmo fueron los motores que llevaron a hacer realidad lo que para muchos era una quimera cuando el 31 de enero de 1981 fue anunciado por el entonces alcalde de la ciudad, el socialista Narcís Serra: organizar unos Juegos Olímpicos. Hubo muchos factores que soplaron a favor de la candidatura y no escapa a nadie que entre ellos estuvo el hecho de que el barcelonés Juan Antonio Samaranch hubiera sido elegido presidente del COI.
Pero el trabajo de una candidatura es hercúleo. Fue trascendental el consenso político e institucional. Las cinco fuerzas representadas en el primer Ayuntamiento democrático -PSC, PSUC, CiU, UCD y ERC- aprobaron el acuerdo por unanimidad. Sólo un mes antes, Serra había presentado la propuesta al Rey. Y a partir de aquel verano de 1981, un año antes de la celebración de los Mundiales de fútbol, empezó el trabajo a fondo.
En los primeros informes se hacía constar que España nunca había organizado unos Juegos Olímpicos, a pesar de que era la cuarta vez que los solicitaba Barcelona, y se señalaba que en las dos ediciones anteriores no se habían celebrado en Europa. Se confeccionó un proyecto muy concreto aplicable a la ciudad y válido para los 10 años siguientes. Se proponían las áreas en las que era necesario concretar las actuaciones urbanísticas, con la voluntad de reequilibrar la ciudad y reforzar sus arterias de comunicación viaria y se constataba que Barcelona ya disponía de 27 de las 32 instalaciones deportivas necesarias para acoger los Juegos Olímpicos. Se persiguió y se logró el consenso de todas las administraciones (Generalitat, Ayuntamiento, Gobierno del Estado y COE).
De manera inmediata se empezaron a construir nuevas instalaciones, como el velódromo en el que se celebró el Mundial de ciclismo de 1984, se decidió reformar el vetusto estadio de Montjuïc, en estado ruinoso, y se elaboró un plan director del Anillo Olímpico, que estableció las instalaciones que debían construirse: el futuro Palau Sant Jordi, las piscinas Bernat Picornell y la sede del Instituto Nacional de Educación Física de Cataluña. Además, se propusieron actuaciones urbanísticas de gran alcance, como la del área del Parc de Mar, en Poblenou, donde se propuso construir la Villa Olímpica.
La candidatura de Barcelona estuvo en todas partes, con espectaculares presentaciones en Los Ángeles, en las sesiones del COI, y en todos y cada uno de los grandes acontecimientos deportivos que se organizaron a escala mundial, entre ellos los Mundiales de baloncesto celebrados en Madrid y Barcelona, los de natación en Madrid y los de gimnasia rítmica en Valladolid, además de en los Mundiales de fútbol en México, en Roland Garros o en los Europeos de atletismo en Stuttgart, entre otros. Y, por supuesto, se trabajó con esmero en la preparación de la 91ª sesión del COI en Lausana, donde, el 17 de octubre de 1986, Barcelona fue elegida sede de los Juegos Olímpicos,en pugna con Amsterdam, Belgrado, Birmingham, Brisbane y París. El estallido de júbilo que se produjo en Barcelona sólo fue el pistoletazo de salida a seis años de trabajo.
Cinco años después
El pasado mes de mayo, cinco años después de que compitiera con su primera candidatura, Sevilla presentó su remozado proyecto de candidatura para aspirar de nuevo a ser la sede de los JJ OO del 2008. Un proyecto elaborado por la Asociación Sevilla 2008, que consta de 293 páginas, en las que se describen las mejoras introducidas respecto a la anterior candidatura, siguiendo las recomendaciones expresas del COE y del COI.
Una vez aprobada y presentada por el presidente del COE, Alfredo Goyeneche, la candidatura Sevilla 2008, el pasado junio, la capital andaluza aspira a desbancar a París y Turín, únicas ciudades europeas de las 11 aspirantes que rivalizan con Sevilla, en el último corte que se celebrará en septiembre del 2001 en Moscú, fecha en la que se designará la sede.
La candidatura Sevilla 2008 está inspirada en el plan que se aplicó en Barcelona 92, esto es, el aprovechamiento de las infraestructuras ya existentes heredadas de la Expo 92 y asegurar su uso posterior -caso de la Villa Olímpica de Barcelona- fue complementado con la construcción del Estadio de La Cartuja (21.455 millones de inversión), que en agosto pasado acogió la celebración de los Mundiales de atletismo, además de otros acontecimientos como la Copa del Rey.
Según las previsiones iniciales de sus responsables, los JJ OO arrojarían unos beneficios de 455 millones en relación al excedente ingresos-gastos. El proyecto presentado prevé recaudar 99.000 millones en concepto de derechos televisivos, otros 24.000 millones por sorteos de lotería y 32.000 de los proveedores oficiales, entre otros, que conforman un total de 259.546 millones de ingresos.
El proyecto de la candidatura también recoge la inversión para dotar de infraestructuras a las distintas subsedes, que requerirán 155.000 millones, a los que hay sumar las inversiones en puertos (75.000 millones), carreteras y ferrocarriles (49.000 millones), entre otros.
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