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BALONMANO Competiciones europeas

El Barça evita el desastre en Kiel

Los azulgrana redujeron de siete a tres los goles de desventaja y se acercan a su sexto título

La situación no es desesperada, pero pudo serlo. El Barcelona se salvó de una auténtica debacle en Kiel. Por dos veces, los azulgrana frenaron el ímpetu de los alemanes, e impidieron que su escalada hacia la victoria resultara insuperable. El Barça llegó a perder por siete goles (24-17), a los 15 minutos de la segunda parte, pero concluyó con una derrota honrosa, impensable, de sólo tres goles (28-25). Un resultado que, con la magia del Palau Blaugrana, es superable el próximo sábado en la vuelta. El sexto título de la Copa de Europa sigue al alcance del grupo de Valero Rivera.Las coordenadas del partido quedaron ya al descubierto desde los minutos iniciales. El Kiel es un equipo que ha conseguido una complicidad indispensable para lograr grandes triunfos. En su historial sólo figura un título continental, la Copa EHF de 1998, pero es un balance extremadamente corto por el potencial de los alemanes. Los dirigentes no sólo han logrado configurar una plantilla de calidad, una especie de selección europea en la que figuran suecos, daneses, yugoslavos, noruegos y alemanes, sino que ha convertido a ese grupo de deportistas en los ídolos de esa ciudad báltica. En su pabellón se crea un extraordinario ambiente que invita a la entrega de los jugadores y a la complicidad.

THW KIEL 28BARCELONA 25

THW Kiel: Ege (Geerken); Wislander (4), Jacobsen (7, 1 de p.), Perunicic (11), Petersen, Schmidt (1), Olsson (3) -equipo inicial-, Schwenke, Menzel, Lovgren (2) y Scheffler. Barcelona: Svensson (Barrufet); Chepkin (1), Masip (5, 1 de p.), Urdangarín (5), Cavar (3, 1 de p.), Guijosa (1), Ortega (1) -equipo inicial-, O'Callaghan (2), Lozano (3), Schwarzer (4) y Paredes. Árbitros: Pendic y Majsterovic (Yugoslavia). Marcador cada cinco minutos: 2-2, 7-5, 9-6, 10-9, 12-11, 15-14 (descanso). 17-15, 19-16, 23-17, 25-22, 28-25. Unos 7.250 espectadores en el Otshalle de Kiel. Partido de ida de la final de la Copa de Europa. La vuelta se jugará el 29 de abril en el Palau Blaugrana.

El Barça no sólo luchó contra el balonmano imaginativo y creativo de los alemanes, lidió también contra el ambiente, contra la mentalidad de un grupo que está dispuesto a dejarse la vida por este título. El Barça no hizo nada especial. Intentó hacer su juego, el que le ha dado cinco copas de Europa -cuatro consecutivas- y que mantiene a Rivera como el entrenador más laureado con 57 títulos. O sea, defendió con 5-1, buscó desesperadamente el contragolpe, y se mantuvo sereno ante las adversidades.

Y, como suele ocurrirle, contó con la aportación de algunas de sus individualidades que siempre acaban sacándole de los atolladeros. Esta vez fueron, fundamentalmente, los porteros Svensson y Barrufet y el lateral Iñaki Urdangarín. Dos piezas que brillaron con especial luminosidad cuando al Barça se le empezaba a escapar la final. Ya en la primera parte, el Kiel lanzó una estocada que pudo ser definitiva, cuando pasó en cuestión de minutos de un 3-3 a un 7-3. Pero cuando se encendieron todas las luces de alarma, fue en el segundo tiempo: de 16-15 se llegó a 24-17. Fue un salto difícil de explicar, que se produjo únicamente por cuestión de detalles: un lanzamiento que va al poste, un balón que se pierde en un pase, un contraataque fallado. Y un Kiel más centrado y dispuesto a no hacer concesiones.

Sin embargo, en esas circunstancias el Barça suele demostrar su calidad. Manteniéndose sereno, sin perder los nervios, los azulgrana recuperaron la compostura en la pista, relantizaron algo el juego, fortalecieron su defensa, recuperaron algunos balones, lanzaron contraataques mortales, y encontraron en Urdangarín un brazo prodigioso que impidió que el hueco se ampliara. Tres goles son una buena renta para un equipo como el Kiel que viajará a Barcelona dispuesto a ganar. Pero suponen un desnivel superable para un Barça que en el Palau ha logrado sus mejores gestas.

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