Siete muertos en un ataque con gases a una discoteca de Lisboa

Cuatro hombres y tres mujeres, entre ellas Ester Ramos López, una turista madrileña de 20 años, murieron en la madrugada de ayer en la discoteca Luanda, de Lisboa, una de las más populares de la capital portuguesa. Los fallecidos fueron víctimas del pánico que se produjo en el local, en el que había más de mil personas, cuando unos desconocidos cortaron la luz y arrojaron gases tóxicos. "Nos caíamos unos encima de los otros, fueron diez minutos terribles", relató uno de los amigos de Ester, que sobrevivió a la tragedia.

Excepto Ester Ramos, las otras seis víctimas eran todas de raza negra, ya que la discoteca Luanda era muy frecuentada por jóvenes procedentes de Angola y Cabo Verde, antiguas colonias portuguesas. El español J. S., superviviente del pánico y la histeria en que perdió la vida su amiga Ester, describió así la angustia vivida en torno a las cuatro de la madrugada del domingo, nada más irse la luz y extenderse los gases: "Nos volvimos hacia la puerta principal y allí se formó una avalancha total, un embudo tremendo. No lograbas andar, caíamos los unos encima de los otros. Fueron diez minutos terribles. Mi novia y yo quedamos atrapados de cintura para abajo. Estábamos completamente inmovilizados". António Guterres, primer ministro de Portugal, calificó el ataque contra la discoteca Luanda de "repugnante" y "enloquecido", y no descartó que se tratara de un ajuste de cuentas entre mafias rivales que pretenden controlar la noche lisboeta. Hace tres años, la discoteca Meia Culpa, en Amarante, 300 kilómetros al norte de Lisboa, sufrió un ataque con gasolina en el que murieron 13 personas. La acción fue ordenada por el propietario de otro local cercano que había perdido clientela. Luanda es una de las discotecas africanas de moda en Lisboa. A ella acudían en estos días de vacaciones muchos de los miles de españoles que suelen visitar Portugal.