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José María Fidalgo se compromete a una estrategia de diálogo combinada con dureza

Sus prioridades son la lucha contra el subempleo de jóvenes y mujeres y la siniestralidad

José María Fidalgo tomó ayer las riendas de CCOO con una estrategia de diálogo, pero, si es necesario, combinada con "la mayor dureza". El nuevo secretario general del primer sindicato del país se comprometió a reivindicar ante el Gobierno y la patronal políticas que corrijan "el subempleo y los contratos basura", que afectan especialmente a jóvenes y mujeres, y a reclamar el mayor empeño para luchar contra la elevada siniestralidad laboral del país. Con una declaración de principios: "El movimiento sindical somos el germen y la levadura de la izquierda política".

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J. M. FIDALGO

El VII Congreso de CCOO concluyó ayer sus tareas con la proclamación de los resultados de la votación de la noche del viernes, que respaldan a José María Fidalgo como nuevo secretario general, con un apoyo del 71,7% de los delegados. Como prueba de la continuidad respecto a la etapa de Antonio Gutiérrez, Fidalgo despidió "con orgullo y con pena" a su antecesor y subrayó "la fuerte renovación cultural y política que ha impulsado".Con un discurso de estricto contenido sindical, Fidalgo desgranó sus máximas prioridades, que van encabezadas por la lucha contra la siniestralidad laboral: "En la era del genoma humano, en la construcción y en las minas los trabajadores siguen muriendo por las mismas causas que los que construyeron los templos y las pirámides". Al Gobierno y a la patronal les advirtió de que, o se acometen reformas legales y se cumplen las leyes o el sindicato conseguirá, "a fuerza de movilizaciones, que se tapone esa hemorragia". Esa demanda provocó un aplauso cerrado del congreso.

Igual de tajante fue al asegurar que van a combatir el "abuso" en la contratación precaria, que afecta fundamentalmente a los jóvenes. Fidalgo instó al Gobierno a que "sea el garante de que se cumplan las leyes" y confió en que "el subempleo y el contrato basura se conviertan en algo de otra época". Un cambio que, en su criterio, también beneficia a los empresarios, porque "ningún trabajador puede sentirse vinculado a su empresa con un contrato precario". Esa inestabilidad laboral la hace extensiva a las mujeres. Para corregirla, el sindicalista propone negociar un plan de igualdad en el trabajo y lograr que "las mujeres dejen de ser ciudadanas de segunda categoría, como ya lo son en la vida privada con la violencia doméstica".

Los pilares de su acción serán: la unidad con UGT; la apuesta por el modelo social europeo; la defensa de la sanidad, las pensiones y la escuela pública, junto a la primacía de "la política frente al mercado sin política".

Ése es su plan de trabajo para el futuro. Del pasado, se proclama heredero de las Comisiones surgidas "en la larga noche de piedra de la dictadura", y de la defensa de "la justicia y la solidaridad". Con este mensaje, Fidalgo deja claro que asume todos los valores históricos del sindicato para hacerlos compatibles con el proceso de adaptación a una etapa de profundos cambios.

Su nueva responsabilidad como secretario general la considera "el trabajo más grande al que una persona de bien puede aspirar: transformar esta sociedad".

Al relevo en CCOO asistieron ayer el líder de UGT, Cándido Méndez, y los dirigentes políticos de la izquierda Víctor Ríos, Rafael Ribó, Diego López Garrido y Marcos Peña. Desde Burgos, el ministro de Trabajo en funciones, Juan Carlos Aparicio, elogió la capacidad de diálogo de José María Fidalgo, lo que, a su juicio, "le permitirá hacer un buen papel al frente del sindicato", informa Efe.

Un equipo de los nuevos sectores

La nueva dirección de Comisiones Obreras está conformada mayoritariamente por universitarios y profesionales de los nuevos sectores y los servicios, mientras que cuenta con una menor presencia del metal o la construcción, las canteras de donde han salido tradicionalmente los dirigentes del movimiento obrero. El equipo del médico José María Fidalgo lo componen seis profesores, un economista, un sociólogo, una programadora informática, dos funcionarios, un ATS psiquiátrico, tres metalúrgicos, un ferroviario, y trabajadores de la construcción, la banca, las telecomunicaciones y el transporte.La militancia política se ha convertido en un dato ausente de sus actividades, y sólo los representantes de la minoría y apenas tres de la mayoría mantienen sus carnés de IU y el PCE. También hay un afiliado de NI y otro del PSOE.El reparto de secretarías lo decididirá formalmente la ejecutiva en su reunión del próximo día 25 de abril, aunque ya ha sido pactado así: Rodolfo Benito (organización y comunicación), Josele Sánchez (política institucional), Lola Liceras (empleo), Fernando Puig (acción sindical), Salvador Bangueses (estudios), Javier Doz (internacional), Joaquín Nieto (salud laboral), José María Díaz Ropero (política sectorial), Antonio Rey (servicios), Paloma López (política social), Pura García (juventud), Rita Moreno (mujer), Andrés Gómez (finanzas), Javier Fernández (formación sindical) y Gregorio Marchán (formación continua). De la mayoría hay tres vocales: María Antonio Montero, Ramón Górriz y Marisol Pardo.La corriente crítica no tendrá responsabilidades ejecutivas, y sus siete representantes son: Agustín Moreno, Salce Elvira, Antonio Torrijos, Juan Ignacio Valdivieso, Pedro Sanfrutos, Guillermo Ballina y María Victoria Martínez.Además de elegir a esos dirigentes, el congreso ha aprobado la creación del comité confederal, un nuevo órgano de dirección. Se trata de una figura intermedia entre el consejo (el Parlamento de la central) y la ejecutiva (el equipo de gobierno que rodea al secretario general). Está formado por los secretarios generales de uniones y federaciones y por los secretarios con cartera de la ejecutiva, lo que excluye a los miembros de la corriente crítica.

Llamamiento de los críticos para solucionar la batalla interna

El sector crítico de Comisiones Obreras espera que con el relevo de José María Fidalgo haya concluido ese "paréntesis negro" de los últimos cuatro años de la gestión de Antonio Gutiérrez. Con un 29,4% de apoyo a la lista alternativa que presentaron al congreso, esta corriente hizo un llamamiento a la nueva dirección para que no ignore a los 250.000 afiliados que representan y para que se solucione la batalla interna. Los críticos creen que hasta ahora su presencia en la ejecutiva del sindicato se ha limitado a ser un mero "adorno" . El líder de este sector, Agustín Moreno, ofrece un esfuerzo para lograr un nuevo clima de la organización y responde así a la mano que le tendió el jueves Ignacio Fernández Toxo en la presentación de la candidatura oficial.El grupo disidente propone una estrategia sindical distinta, que apueste más por la movilización y menos por el diálogo. Según Moreno, en los últimos años se ha producido demasiada negociación en detrimento de la acción: "Ha habido un exceso de vecindad con la derecha; mientras se daban abrazos a los ministros de Trabajo se expulsaba del sindicato a compañeros del sector crítico". Moreno ha pedido para la nueva etapa la amnistía de los 900 sindicalistas excluidos por discrepar de la línea oficial.Políticas del Gobierno Además de la pugna por la democracia dentro de la central, los críticos difieren de la anterior dirección en la estrategia sindical. Uno de los puntos más claros son las pensiones, que consideran "intolerablemente bajas", y rechazan el Pacto de Toledo como método para mejorarlas. También consideran un fracaso la reforma laboral de 1997, por sus nulos efectos en frenar la temporalidad y la precariedad en el empleo. Su propuesta consiste en penalizar los contratos temporales, eliminar las empresas de trabajo temporal y cambiar la legislación sobre el despido.En los debates y en las enmiendas que han presentado ante el congreso se califica de fracaso las negociaciones entre Gobierno y sindicatos para reducir la jornada laboral. Ellos proponen alcanzar las 35 horas por ley sin reducción de salario, la jubilación a los 60 años y la supresión de horas extraordinarias. En cuanto a los sueldos, su modelo se basa en ligar los ajustes salariales a la evolución de la inflación y al crecimiento de la economía.La actitud que ha mantenido la dirección de Comisiones con el proyecto de fundaciones sanitarias del Partido Popular no es lo suficientemente beligerante para el sector crítico. Éste exige la retirada de la ley que las ha hecho posibles. El mismo rechazo se produce en política fiscal. Según los críticos, la pasividad sindical ha propiciado una reforma que no ha sido abordada en las ponencias del congreso.

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