Diumenge de Rams
Para los israelitas llega la primavera con su peregrinación anual a Jerusalén por la Pascua; levantaban, fuera de las murallas, cobertizos con palmas y ramas de olivo, agitables si se trataba de aclamar un profeta o un mesías: Pueri hebraeorum portantes ramos olivarum. Los niños griegos y romanos, por estas fechas, portaban, alegres, en una primaveral procesión, ramos de olivo -floridos: la fecundidad y la multiplicación de los frutos-, en homenaje a la nocturna y cazadora Diana, adornados con hojas de laurel -consagrado al diurno y solar Apolo-, frutas y golosinas; se renovaban los ramos protectores de casas y templos; las fiestas Ambarvalías y Adonías.Ruiz, Juan, Arcipreste, contaba a sus feligreses que, en Carnaval reina "don Carnal"; pero el Miércoles de Ceniza es vencido y enjaulado por "doña Cuaresma"; el Domingo de Ramos huye y regresará triunfante el Sábado de Gloria con "don Amor". Esa huida es un paréntesis festivo en medio de la penitencia. Hoy confluyen gloria y pasión, se machihembran espiritualidad y carnalidad; en Alberic la peregrinación a la sagrada muntanyeta es casi una salida pascuera, de pinyata, pero se comen encisams. Hasta la liturgia se contagiaba de gozo carnavalesco y el cura, al volver de la bendición de ramos, tenía que golpear con la cruz parroquial la puerta cerrada del templo, mientras los fieles se entregaban a ruidosas expansiones en el interior: El ram de la Passió, Obriu que volem entrar; a les portes de l'església no s'hi ven bacallar. Con primeros brotes de olivo, laurel y palmera- ¡qué bellas las palmes d'Elx y su procesión!- se anuncia, más que pasión y muerte, la resurrección de la natura, el retorno de la vida, un tiempo nuevo, por ello, hay que cambiar de aspecto y hábitos: En diumenge de Rams, qui no estrena no té mans.
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