_
_
_
_

Un español, héroe de Francia Ladislao Lozano , de Cuenca, lleva a unos aficionados de cuarta división a la final de Copa

Lo hicieron. Y por 3 a 1. Los jugadores aficionados del Calais, de la cuarta división francesa, se clasificaron anoche para la final de la Copa de Francia tras batir claramente al Girondins de Burdeos, un club de campanillas de la Primera. Increíble para todos, salvo para el entrenador español Ladislao Lozano y sus muchachos, trabajadores de la construcción, funcionarios municipales, representantes que entrenan dos o tres noches por semana. Nunca hasta ahora en la historia del fútbol francés un equipo de aficionados había llegado a la final de la Copa. Lo extraordinario es también que estos chicos que juegan por afición y apenas sacan del fútbol un complemento a sus salarios terminaron el encuentro más enteros físicamente que los profesionales del Burdeos.Fueron 90 minutos reglamentarios de equilibrio y forcejeo rotos estrepitosamente a favor del Calais en la prórroga. Lozano, el entrenador francés nacido en Cuenca, "español de corazón", tenía razón: no hay tanta diferencia futbolística entre once muchachos que juegan por placer y once profesionales que ganan cifras astronómicas. En efecto, todos tienen dos pies, dos brazos, una cabeza. Lozano probó sin suerte en los años setenta como jugador del Racing de Santander, pero no pasó el examen.

Ayer, a lo largo del encuentro, los aficionados de la cuarta división hicieron además todo un alarde de superioridad mental bajo el aliento de 30.000 gargantas amigas entregadas a la tarea de apoyar al más débil, al que está obligado a creer en el esfuerzo personal, a buscar la ayuda de sus compañeros. Ya desde el primer momento, en cuanto el balón empezó a correr por el cuidado terreno del Lens -la eliminatoria se jugaba a partido único en campo neutral-, se vio claramente que el modesto equipo que navega sin mayor brillo por su más modesta división estaba agigantado y circulaba con un empaque, un estilo y una soltura sorprendentes. De la misma manera los millonarios profesionales del Burdeos parecieron encogidos, acomplejados por el peso de la culpa, temerosos ante el empuje de unos chicos que tenían nada que perder y todo el cielo por ganar. El Calais puso entrega, pasión, táctica férrea y disciplina, pero también fútbol. El primero del Calais fue un gol de clase. La ciudad entera se echó a la calle. Media Francia se identifica con estos muchachos capaces de tumbar a las primeras figuras. Y el sueño sigue. El Nantes, el otro finalista tras derrotar 1-0 al Mónaco y vigente campeón de Copa, puede echarse a temblar si no equilibra el poderío mental de los aficionados del Calais. El último reto, la gran final, se jugará el 7 de mayo en París.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_