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Mugabe disuelve el Parlamento de Zimbabue sin fijar la fecha para las nuevas elecciones

El Parlamento de Zimbabue se disolvió ayer, al cumplir su mandato de cinco años, sin que se sepa la fecha de las próximas elecciones legislativas. Según la Constitución de este país, sumido en una grave crisis por la ocupación de las plantaciones propiedad de la minoría blanca, los comicios deben celebrarse a partir de los 30 días de la disolución y no más tarde de cuatro meses. El presidente, Robert Mugabe, ha prometido que serán en mayo.El legislativo cesante contaba con 147 diputados de la gubernamental Unión Nacional Africana de Zimbabue (ZANU) y sólo tres de la oposición. Su último tributo al presidente Robert Mugabe fue la aprobación hace unos días de una polémica enmienda constitucional que legaliza la confiscación de las tierras de la minoría blanca. Esa misma enmienda fue desautorizada por el Supremo y por el pueblo, que la rechazó, junto a otras, en un referéndum en febrero. Sin Parlamento, Mugabe queda con manos libres (ya las tenía) para conducir la crisis de las tierras a donde él quiera llevarla.

Sólo la rápida convocatoria de las legislativas, que, según los sondeos, ganaría el Movimiento para el Cambio Democrático (MCD), podría suavizar la crisis.

La fecha depende de Mugabe. Según la ley, éstas deberían celebrarse entre el 11 de mayo y el 11 de agosto. Aunque el presidente ha prometido convocarlas para mayo, la comisión encargada de actualizar el censo asegura que lleva muy retrasados sus trabajos y que no podrá darlos por concluidos antes de tres meses.

Otra disposición legal obliga al presidente a convocar las elecciones con un plazo de 40 días, es decir, no antes del 22 de mayo en el caso de anunciarlas hoy mismo. Mugabe, que se encuentra en La Habana en la reunión de los Países No Alineados, no parece dar pistas sobre su intención.

La presión internacional es grande. El Reino Unido, que es la antigua metrópoli, y la Unión Europea exigen que sean libres y transparentes y que se celebren en mayo. En caso de un retraso injustificado, Zimbabue se enfrenta a un embargo internacional.

El líder del MCD, Morgan Tsvangirai, se encuentra en Suráfrica en busca de fondos. El Gobierno de Pretoria, y sobre todo su ex presidente Nelson Mandela, son considerados enemigos por Mugabe. Tsvangirai acusa al presidente de provocar un enfrentamiento artificial con los colonos blancos para poder decretar el estado de emergencia y posponer unas elecciones que puede perder. Aunque el mandato presidencial de Mugabe no termina hasta el 2002, la crisis económica y una eventual victoria opositora en las elecciones legislativas le dejaría en una posición muy débil.

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Mugabe trata también de jugar con los sentimientos nacionalistas (dice que la crisis de las tierras es una guerra contra el Reino Unido) y arrastrar el voto de los más pobres. El MCD es fuerte en las ciudades, pero no tanto en el campo. De los 150 diputados del Parlamento, 120 se eligen en las urnas, pero la Constitución permite a Mugabe nombrar 30 a dedo.

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