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Reportaje:

El baile clandestino

"Cuando te metes lo que te metes, o te vas a bailar o te vas a hacer footing, y yo prefiero hacer lo primero". Son las ocho de la mañana del sábado, y mientras Jesús habla, fuera del after-hours en el que se encuentra ya hay una cola inmensa de personas que esperan con ansias saciar sus ganas de baile y diversión matinales."¿Ilegal? Los after pueden ser muy ilegales, pero a la gente se la suda, lo único que quieren es bailar y eso nadie puede prohibirlo", afirma Iván, otro joven que como Jesús, decidió terminar la marcha en un after-hour.

En la nueva Ley de Espectáculos Públicos de la Comunidad de Madrid las discotecas matinales no existen. Cualquier sala que abra sus puertas a partir de las 6 de la madrugada está considerada ilegal, y por eso, la mayoría tuvo que cerrar desde enero del año pasado, cuando entró en vigor la normativa.

Algunos, sin embargo, decidieron rebelarse contra la disposición y continúan abriendo sus puertas. No se sabe a ciencia cierta cuántos son, pero un empresario del sector cree que en Madrid existen cuatro o cinco salas grandes y reconocidas que retan la normativa. En alguna de ellas, el aforo puede alcanzar las 2.000 personas.

A la sombra de éstos locales crecen otros locales de ocio, en su mayoría establecimientos de mediana capacidad que también se suman al jolgorio matinal.

Para sobrevivir a la clandestinidad, el dueño de una de las discotecas matinales más grandes y conocidas de Madrid, en el distrito de Salamanca confiesa que ha tenido que recurrir en un año unas diez multas, por un montante total de dos millones. "Nosotros nunca estuvimos de acuerdo con la nueva ley, porque nos condenaba a la clandestinidad y, al cerrar, dejamos sin empleo a muchas personas. Sólo en esta sesión de after trabajan unos 40 empleados", comenta.

A su sala, que tiene una superficie aproximada de 400 metros cuadrados y un aforo para algo más de 300 personas, acuden, dice, personas de entre 25 y 40 años. "Aquí viene sobre todo gente de hostelería que ha terminado de trabajar por la mañana y quiere divertirse, pero también vienen muchos famosos", cuenta.

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Contra la creencia de que el de los after-hours es un ambiente dominado por las drogas, el empresario se defiende: "No podemos controlar lo que la gente consume antes de entrar aquí. Lo de las drogas es algo que parte de ellos, nosotros no tenemos la culpa de eso".

En pie de guerra

Con cerrar las discotecas matinales lo que se está consiguiendo, según cree el empresario, es que los jóvenes acudan a fiestas clandestinas en lugares que no reúnen suficientes condiciones. "Es que no se puede prohibir a la gente que baile. Yo estoy dispuesto a seguir en pie de guerra, y, si nos cierran, iremos a degüello contra la Administración", asegura.

En los after que crecen a la sombra de los más conocidos la situación es otra. "Muchos funcionan por el boca a boca. Sobre todo porque cuando se ven obligados a cerrar se cambian de sitio. Uno se entera por amigos, porque se va corriendo la voz, y de repente vuelves a aparecer allí, pero ya le han cambiado el nombre, aunque siga siendo de los mismos dueños", sostiene Mónica, una joven de 21 años que se considera veterana de los after. "Yo me los conozco casi todos", afirma.

En esta mañana de sábado Mónica ha recorrido varios bares, y cuando el reloj ha marcado las seis, horario de cierre de las discotecas normales, se ha sumado a esa especie de marea humana que inunda las calles buscando más diversión. "¿A dónde vamos ahora?" es la pregunta generalizada entre sus amigos.

No muy lejos de allí, en otro after del Centro, frecuentado por jóvenes entre 18 y 25 años, Ana, de 23, confiesa sin reparo que a las siete de la mañana ha consumido unos tres o cuatro pastillas de éxtasis, cuyo coste es de 1.500 a 2.000 por unidad. Como complemento, lleva consigo una botella de agua que no suelta ni un segundo.

Andrea, de 25 años, también se declara asidua de los after, pero con otra mentalidad: "A mí me parece de puta madre seguir la marcha. Lo de las drogas es problema de cada uno, no deja de ser una simple opción personal".

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