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Pesca y baile en los recreativos

Javier Arroyo

Como el fútbol, los recreativos son entretenimiento para muchos y un gran negocio para unos pocos. La puerta del Palacio de Congresos de Torremolinos parece estos días, a juzgar por los coches de lujo allí estacionados, el aparcamiento de una reunión de la Junta directiva de Telefónica. Más de 120 empresas del sector de máquinas recreativas se han reunido allí para mostrar sus últimos ingenios y muchos más - se esperan más de 15.000 visitantes desde el jueves hasta hoy- han acudido para comprar artilugios que les permitan renovar su salones recreativos o bares.El futuro de este sector, por supuesto, está en Internet y en los teléfonos móviles. Por si la factura de teléfono no fuera ya suficientemente alta para casi todos, dentro de muy poco se podrá perder dinero también desde el móvil, jugando a las tragaperras sin tener siquiera que entrar al bar. Será el principio del fin; la mezcla perfecta para acabar que se descontrolen las facturas domésticas: juego, Internet y móviles.

Precisamente, una empresa finlandesa, Payazzo S.A., ha desarrollado un sistema que permite presentarse ante la máquina de refrescos sin monedas. Sólo hace falta el móvil. Basta un mensaje corto de teléfono con ciertas claves; en una central se dan por enterados, añaden el coste a la factura telefónica, la máquina recibe la orden y deja caer la lata. Eso es lo que nos espera, jugar y refrescarse sin tener un duro encima.

En esta feria muchos han podido unir afición y trabajo. No había más remedio que probar las posibles adquisiciones. Con su traje y corbata, muchos se han subido a los juegos y ¡a jugar!. En Torremolinos se han visto todo tipo de máquinas: de habilidad y de azar, clásicas o de última generación y ruidosas o muy ruidosas.

Cada vez más, los salones recreativos podrán satisfacer cualquier afición. Los pescadores, por ejemplo, no tienen ya que madrugar, mojarse o comprar caña y sedal. Podrán acercarse a la esquina para jugar con una máquina que les deja elegir mar o río, tipo de anzuelo y hasta clase de peces; a partir de ahí, agarran la caña y a tirar; las sensaciones son reales como la pesca misma. El pez tira, hay que soltar hilo, rectificar la dirección de la caña, el sedal puede incluso romperse... Sólo falta ponerse de agua hasta los ojos.

Los bailarines también pueden evitar la discoteca; ya está en el mercado la máquina que, con luces en el suelo y a ritmo de discoteca, te marca los pasos que hay que dar. Se puede incluso bailar a dúo. Más aficiones. La Star-trekmanía tiene su sitio; el rodeo también. Con Rodeo Rumble, el personal viaja hasta el oeste americano. Por unas cuantas monedas, el jugador tiene derecho a aguantar las embestidas de un toro. La fuerza del toro es graduable. Los niños pueden empezar con un empuje de 100 kilos; los rambos jugarán a que no los tumben los mil kilos de potencia máxima del animal. Según su inventor, este rodeo ha sido un gran éxito, evidentemente, en una feria similar en Las Vegas, Estados Unidos.

Para quienes tienen un espíritu solidario pero no tienen tiempo de apuntarse a la Cruz Roja, está el Emergency Call Ambulance. Uno juega a ser conductor de la ambulancia que transporta heridos. Como todos quieren ser héroes, los conductores acaban haciendo derrapar a la ambulancia y el juego suele terminar antes de dejar al enfermo en el hospital.

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También han pasado por la feria los clásicos. Billar, tragaperras y dardos, electrónicos eso sí. Además, algo muy ofertado han sido las máquinas de contar monedas. En un suspiro, las decenas de monedas que son capaces de tragar salen contadas, clasificadas y listas para entrar de nuevo a las máquinas. ¡Que no pare el juego!

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