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Calma lingüística en el campus

Tan sólo el 10% de los estudiantes de la Universidad Rovira i Virgili (URV) votó, el pasado mes de marzo, para elegir a sus representantes en el claustro, la junta de gobierno, las juntas de centro y los consejos de departamento. Únicamente tres asociaciones de estudiantes consiguieron representación en el claustro y otras tantas (el colectivo Andreu Nin, el Bloc d'Estudiants Independentistes y Universitarios por Europa) se quedaron fuera. No es de extrañar, pues, que por el momento no haya habido movimientos multitudinarios de los estudiantes en apoyo de su rector, Lluís Arola, para quien el fiscal pide ocho años de inhabilitación por supuesta prevaricación al excluir de las pruebas de selectividad a dos profesores que denunciaron ante el Defensor del Pueblo la marginación del castellano en aquéllas. Tampoco se han registrado grandes manifestaciones a favor del Reglamento de Usos Lingüísticos del Catalán, aprobado por unanimidad el pasado año en el claustro.De hecho, ha tenido que pasar toda una semana desde la suspensión del citado reglamento para que se convoquen en el campus las primeras asambleas. La suspensión llegó como consecuencia del recurso interpuesto ante el juzgado contencioso administrativo por Convivencia Cívica Catalana, plataforma presidida por Aleix Vidal-Quadras.

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Durante el día de hoy se realizará una asamblea en la Facultad de Letras, y aun así no está claro cuál será la postura de los alumnos. Tan sólo la entrada de la Facultad de Letras y un pasillo de la biblioteca recogen carteles acerca del reglamento y están firmados por el Colectivo Andreu Nin, sin representación claustral. "En todo este tiempo no nos han informado", explicaban ayer un grupo de estudiantes de tercero de Filología Catalana que repartía panfletos en apoyo de Arola en el caso de la selectividad y de la aplicación del reglamento. Las jóvenes, que prefirieron permanecer en el anonimato, reconocieron que hasta la semana pasada "uno de los profesores" no les había hablado de los conflictos. Su escrito estaba firmado por un ambiguo "Estudiantes de Filología Catalana de la URV". Las estudiantes aseguraron que éste era una respuesta a "otro escrito que circulaba entre los alumnos de castellano en apoyo a la profesora promotora de la denuncia contra el rector" y de cuya existencia no hay constancia. "¿Conflicto con los de castellano? Por el momento, no", afirmaron.

De hecho, la URV se ha caracterizado por la inexistencia de problemas referidos al uso del catalán o del castellano. Uno de los factores de la normalidad existente es que durante el VII Encuentro de Escritores, que se realiza durante estos días en que la polémica ha arreciado y que ha sido organizado precisamente por uno de los profesores marginados en las pruebas de selectividad, no se ha registrado ningún incidente y las jornadas gozan de gran popularidad.

Los profesores dan sus clases con libertad: de acuerdo con los datos que se manejan, la URV se mueve dentro de los márgenes de las universidades catalanas: el 60% de las clases se da en catalán y el 40% en castellano.

El Síndic de Greuges del campus únicamente recogió una queja al respecto el año pasado: la de un estudiante marroquí al que un profesor se había negado a atender en castellano, pese a que era el único idioma que el estudiante conocía. La intervención del Síndic de Greuges hizo variar la postura del profesor. "La mayoría de las clases de doctorado son en inglés y, después de unos meses, el catalán tampoco es tan complicado", explicó ayer un estudiante argentino.

La investigación judicial que analiza la denuncia sobre vulneración de derechos individuales de dos profesores no ha provocado hasta el momento una respuesta significativa por parte de los alumnos.

En cualquier caso, los universitarios de la Universidad Rovira i Virgili empiezan a tomar conciencia de los acontecimientos, aunque las posiciones más explícitas sean a favor del rector.

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