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FÚTBOL Liga de Campeones

Figo evita un adiós prematuro

El Barça, sin Guardiola y sin juego, encajó tres goles en ocho minutos y sólo abrió la esperanza con el tanto del portugués

Ramon Besa

Desenchufado por la baja de Guardiola, partido por la mitad, intimidado por el escenario, pusilánime y timorato en los momentos de apuro, el Barcelona salió malparado del cuadrilátero de Stamford Bridge, un escenario en el que, salvo el Lazio, ningún equipo europeo ha cantado victoria desde 1958. Al Barça le pesaron demasiadas cosas en un mismo partido: el campo, el adversario y sus propias carencias, más acentuadas que de costumbre y también más decisivas que en un partido del campeonato español, aunque el choque tuvo el mismo aire trágico que el disputado en el Bernabéu. La goleada se coció en un momento, en medio de un partido de mucha faena y poco brillo, mal asunto para el Barcelona y terreno abonado para el Chelsea, que supo llevar la refriega a sus dominios.Del acomplejamiento del Barça se aprovechó con saña el Chelsea, al que le bastaron ocho minutos para descuartizar a un rival que figuraba como uno de los favoritos del torneo y que ahora deberá apelar a la magia del Camp Nou para intentar evitar la eliminación en el primer cruce directo de la competición. El Barça dejó de ser un equipo invicto en Europa en el peor momento. Un chasco. Fue todo muy rápido, en un santiamén, circunstancia que dice poco a favor del equipo de Van Gaal, incapaz de reparar la situación.

CHELSEA 3BARCELONA 1

Chelsea: De Goey; Ferrer, Desailly, Thome, Babayaro; Petrescu (Di Matteo, m.71), Wise, Deschamps, Morris; Zola y Flo (Sutton, m.87). Barcelona: Hesp; Puyol (Lítmanen, m.46), Abelardo, Frank De Boer, Bogarde; Gabri, Xavi, Cocu; Figo, Kluivert (Dani, m.71) y Rivaldo. Goles: 1-0. M.30. Zola marca en una falta en la frontal por encima de la barrera. 2-0. M.34. Centro de Zola por la derecha que remata Flo por bajo. 3-0. M.38. Pase largo de Deschamps, desde su campo, y Flo convierte en vaselina 3-1. M.64. Figo hace jugada con Cocu, éste mete a la izquierda a Rivaldo, que centra y Figo remata por el centro. Árbitro: Markus Merk (Alemania). Mostró tarjeta amarilla a Petrescu, Figo, Gabri, Zola y Cocu. Stamford Bridge. Lleno. Unos 35.000 espectadores. Partido de ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones. La vuelta se jugará en el Camp Nou el 18 de abr

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La ausencia de Guardiola, lastimado frente al Valencia, no alteró el plan del Chelsea. Vialli tiró de un tal Morris, un medio tapón laborioso, para sacar del partido a Xavi, y el Barça se quedó sin línea de pase en su propia cancha, aunque el intervencionismo de Rivaldo y el ofrecimiento permanente de Figo le permitieron ganar con frecuencia el campo ajeno en el arranque. Parecía jugar muy cómodo el Barcelona. Incluso masticó el gol en un par de acciones: un libre directo de Rivaldo al que De Goey respondió por dos veces y un centro cruzado de Figo que Kluivert no atinó a rematar.

Parado el partido de manera conveniente para los dos equipos, Zola resultó más determinante que Rivaldo. El italiano transformó un libre directo de forma magistral. Cayó Hesp y arrastró al grupo entero. Descosido, fracturado en el ombligo, el Barcelona fue un saco de golpes en manos del Chelsea. Los ingleses atraparon tres goles en ocho minutos. No malgastaron ni un remate. Flo estuvo efectivo e inteligente. Leyó los pases interiores de Zola y de Morris y ganó la espalda de los centrales con tal simplicidad que sus goles fueron tan bellos como serenos.

Inconsistente en la divisoria, el Barça sangró por sus concesiones defensivas, siempre bien interpretadas por Zola, un jugador genial en el entrejuego, y por la línea de medios, precisa en manejarse a la contra, en cada robo de pelota, en cada disfunción de la línea trasera del Barça. No supieron taparse los azulgrana y el Chelsea atrapó un marcador escandaloso, aunque no inédito pues se sabía de la capacidad del equipo para manejarse en los grandes partidos, como ocurrió con el Manchester United, que encajó cinco goles en Stamford Bridge. Hasta el descanso, nadie en el Barça, ni en la cancha ni en el banquillo, supo corregir ni responder a la afrenta inglesa. Privados de Guardiola, jugador siempre solemne y especialmente luminoso en los grandes escenarios, los barcelonistas se quedaron sin punto de referencia.

Van Gaal intentó reconducir la situación con la entrada de Lítmanen por Puyol, y el partido recuperó en el arranque del segundo tramo el paisaje de inicio. Quería la pelota el Barcelona, pero no le encontraba un hilo conductor a su juego para suerte del Chelsea. Hasta que apareció, como de costumbre, Figo, principio y final de la jugada del gol. El portugués remató, tal que fuera Kluivert, el centro preciso con la zurda de Rivaldo, habilitado por Cocu previo pase del capitán. El gol, de gran valor, no alteró el discurrir de la contienda. Volvió el encuentro a ser un diálogo entre centrocampistas del que el Chelsea, más agrupado, siempre sacó el mejor provecho. Aislados zagueros y delanteros, el Barcelona nunca se encontró en la cancha, así que penó su fragilidad y ahora se entrega a un acto de heroicidad para resolver un sorteo que en su día agradeció por considerarlo benigno. Sin tanto ruido, el Chelsea le ha puesto de nuevo contra la pared. Equipo de rachas por excelencia, el Barcelona deberá desmentir ahora que no ha entrado en una dinámica perdedora.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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