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Sainz vuelve al podio en el Catalunya McRae da el primer triunfo del año a Ford, y supera a Burns en 5 segundos y a Carlos en 11

Por primera vez en muchos meses, Carlos Sainz volvió a vivir la sensación de estar luchando por la victoria. El piloto madrileño no ha subido a lo más alto del podio desde el 27 de julio de 1998, cuando se impuso en Nueva Zelanda. Ayer, en la última etapa del Rally Catalunya-Costa Brava, es decir en casa, Sainz agotó sus posibilidades y rozó el triunfo.Estuvo a 5,5 segundos del liderato, pero las diferencias fueron tan ridículas en los últimos tramos, que sus posibilidades se esfumaron sin poder defenderlas. Sainz acabó tercero, a 11,7 segundos de su compañero en Ford, el británico Colin McRae, que ofreció a su marca el primer triunfo desde que él mismo ganara en Portugal (1999). El primer piloto de Subaru, el británico Richard Burns, fue segundo, a 5,9 segundos, pero amplía su ventaja en el Mundial. Ahora lleva 9 puntos al finlandés Tommi Makinen, cuarto en Lloret, y 11 a Sainz, cuarto en la clasificación del Mundial.

La tercera etapa del Catalunya aportó más emoción que novedades. La lucha por la victoria, enmarcada en McRae, Burns y Sainz desde el final de la segunda etapa, se mantuvo indecisa hasta la llegada a Lloret de Mar. A pesar de que McRae sufrió una penalización de 10 segundos antes de comenzar la primera cronometrada -salió un minuto tarde de la asistencia de Manlleu tras cambiar el embrague de su coche-, nunca llegó a perder el liderato de la prueba.

El escocés, de 31 años, tuvo que cerrar los dientes y tomar más riesgos de los habituales en el primero de los dos tramos repetidos (cuatro en total) de la última etapa, Sant Julià-Arbúcies, de 36,8 kilómetros. Pero le cundió. Allí realmente resolvió el rally. No sólo ganó, sino que arrebató 7 segundos a Burns y otros 8,4 a Sainz, que resultaron decisivos.

Tras la segunda especial (Coll de Bracons, de 18,3 kilómetros), ganada por Makinen, la distancia entre McRae y Burns quedó reducida a 1,1 segundos. Fue entonces cuando el piloto madrileño estuvo más cerca del triunfo, a sólo 5,5 segundos. Pero entonces, el escocés dio su estocada en Arbúcies y amplió ligeramente las diferencias.Fue un golpe definitivo. La última especial, Coll de Bracons (transmitida en directo por Canal +), mantuvo la emoción hasta la llegada. Arrancando las piedras de las cunetas, y sacando el polvo del asfalto, los tres pilotos sabían lo que se jugaban. Prueba de ello fue que Burns y McRae llegaron segundos con el mismo tiempo, y Sainz les siguió a un segundo. El tramo lo ganó Marcus Gronholm (Peugeot), que sacó cinco décimas a los británicos. Nada cambió, pero todos quedaron contentos: Ford, por haber demostrado que sus coches funcionan en asfalto; Burns, por ampliar su ventaja en el Mundial; Sainz, por haber subido al podio por segunda vez este año, tras ser segundo en Montecarlo, y por haberlo logrado en Cataluña, donde no había puntuado desde 1996. "McRae conoce el Ford mejor que yo y llevaba otros reglajes", analizó Sainz. "Pero estoy contento por el resultado, y estoy convencido de que vendrán cosas mejores". Seat, a pesar de su mal resultado (Auriol fue 13º), esgrimió una evolución positiva. También la organización, el RACC, tenía motivos de satisfacción. Según Aman Barfull, director de la carrera, hubo 1,2 millones de espectadores "y su comportamiento fue ejemplar". El gran derrotado fue Peugeot, que al final obligó a Panizzi a penalizar para que Gronholm ascendiera al quinto puesto y pudiera sumar dos puntos en el Mundial y colocarse tercero.

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