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El PSOE pierde cerca de 700 millones de subvención por el descalabro electoral del 12-M La gestora mantendrá su actual plantilla de empleados fijos, aunque restringirá gastos

La pérdida de 44 escaños y más de millón y medio de votos el pasado 12 de marzo vacía las arcas socialistas en casi 700 millones de pesetas. Esta reducción en las subvenciones no conlleva para el PSOE las drásticas consecuencias que ha generado en Izquierda Unida, la otra gran formación política derrotada en las legislativas de hace tres semanas. La gestora que preside Manuel Chaves mantendrá a los 200 empleados del partido, aunque sí ha anunciado restricciones de gastos. El grupo parlamentario, por el contrario, contempla rescindir contratos eventuales.

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La derrota de la noche del 12 de marzo no ha significado para el PSOE únicamente el alejamiento del poder y una crisis profunda de liderazgo; también problemas económicos. La subvención anual que recibe del Ministerio del Interior, la principal fuente de ingresos de cualquier partido político, sufre una merma de unos 400 millones de pesetas. El PSOE ha recibido durante 1999 cuatro pagos trimestrales de 768,5 millones, según lo establecido en la Ley Orgánica de Financiación de Partidos Políticos. También el desastre en las urnas se notará en la otra vía de financiación, el pago tras las campañas, que reducirá los ingresos del PSOE en otros 300 millones. Cada papeleta al Congreso se subvenciona con 101 pesetas y con 40 la del Senado.

Pero este ahorro obligado no ha sembrado el pánico entre los socialistas, como ha ocurrido en Izquierda Unida. El recorte ha llegado en un momento en que la situación financiera del PSOE está saneada. El primer gran problema, la deuda acumulada desde las primeras elecciones democráticas hasta 1987, en que se promulgó la Ley de Financiación de los Partidos Políticos, se resolvió mediante la condonación de créditos bancarios. El segundo gran escollo, la financiación irregular, ha sido también reconducido en los últimos años, especialmente tras el escándalo Filesa. Francisco Fernández Marugán inició el saneamiento; las órdenes del anterior secretario general, Joaquín Almunia, fueron tajantes en este aspecto.

Por eso, ahora la gestora cree que puede afrontar la reducción de subvenciones sin grandes dramatismos. Bastará, según las previsiones de los dirigentes actuales, con moderar los gastos de teléfono, viajes y propaganda; cancelar la apertura de nuevas sedes y frenar contrataciones.

El crecimiento de militantes también anima a los dirigentes. Cada uno de los 400.000 afiliados socialistas cotizan al mes un mínimo de 500 pesetas; los cargos electos destinan al partido el 5% de su salario. El resto son donaciones, algunas de ellas en forma de herencias: desde la señora empeñada en legarle sus joyas a Carmen Romero hasta los ancianos que pasan al patrimonio socialista casas y tierras. Según las cuentas de los dirigentes socialistas el déficit se quedará en entre 10 y 20 millones para un presupuesto que ronda los 4.000, una vez ajustados los gastos a la merma de ingresos. Ese recorte no amenaza, de momento, el futuro de los 160 empleados de la sede de Ferraz ni tampoco el del medio centenar de funcionarios en otras entidades del partido.

El Grupo Parlamentario Socialista, sin embargo, sí contempla la rescisión de algunos contratos temporales. Entre Congreso y Senado, el PSOE ha perdido 44 parlamentarios, que suponen 120 millones menos en los ingresos por escaño directo y otros 300 por subvención al voto. También verán reducido el cupo de "asistentes al diputado", un cuerpo de secretaría creado durante la pasada legislatura y que PSOE y PP se repartieron a partes iguales. Aunque el sueldo de los 35 asistentes lo abona el Parlamento, éstos son nombrados a petición de cada grupo. PSOE y PP disponían de 13 cada uno; CiU de tres, uno para el PNV y otro para Coalición Canaria. IU, que disponía de cuatro y puede pasar a tres, pretende aprovechar este nombramiento de libre designación para emplear a su aún coordinador general, Julio Anguita.

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