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Sabando abre una nueva etapa del socialismo madrileño como portavoz en la Asamblea

La ejecutiva de la Federación Socialista Madrileña (FSM) decidió ayer que Pedro Sabando sea propuesto el lunes al grupo parlamentario PSOE-Progresistas como portavoz en la Asamblea. Cristina Almeida, de Nueva Izquierda, seguirá como presidenta y portavoz en los debates del estado de la región. Con Sabando se abre una nueva etapa en el socialismo madrileño. Jaime Lissavetzky, cinco años portavoz del grupo, ha dejado la Asamblea al ser elegido diputado en las pasadas elecciones generales. Su marcha abre una incógnita en la dirección de la FSM, de la que es secretario general.

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No hubo sorpresas. La decisión que tomó la ejecutiva de los socialistas madrileños no es que fuera previsible, es que estaba anunciada. Pedro Sabando será la persona que sustituirá a Jaime Lissavetzky, actual portavoz del grupo PSOE-Progresistas en la Asamblea de Madrid. Secreto a voces que, aparentemente, la ejecutiva de ayer se limitó a ratificar. El lunes el grupo dará el espaldarazo a un nombramiento que pone fin a siete años de oposición parlamentaria encabezados por Lissavetzky.Casi tres horas duró una reunión que se había anunciado casi de puro trámite. Tres horas que transcurrieron con momentos de calor y apasionamiento. No es fácil elegir un portavoz, por más que siempre haya alguien dispuesto a sacrificarse gustosamente por la causa común.

Además de portavoz, Pedro Sabando será representante en el Senado por la Cámara madrileña. Y, aunque este último punto había sido motivo de disputa y debate en los últimos días, ni siquiera fue mencionado en la reunión de la ejecutiva. Todo llegó pactado. Así que las numerosas intervenciones no fueron tanto para cuestionar un candidato que había sido previamente consensuado por las distintas familias del socialismo madrileño, como para debatir "cómo debía ser ese candidato" y el grado de renovación que fuera capaz de llevar adelante.

Los recuerdos suelen llevar a la melancolía y en las intervenciones de ayer, según alguno de los asistentes, pesaba demasiado el recuerdo de los recientes resultados electorales. La necesaria renovación del portavoz ha sido, para muchos, una buena excusa para sacar los fantasmas internos de los socialistas.

Negaba ayer Lissavetzky que hubiera habido discrepancias sobre la figura de Pedro Sabando como su sucesor en la portavocía. Y, como prueba definitiva, recurría a la unanimidad con que la ejecutiva había aceptado la propuesta que él mismo había llevado a la sede de la calle de Santa Engracia. Otra cosa es que admitiera que "ha habido los debates lógicos en cualquier organización".

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Por lo demás, todo sigue igual, aunque algo cambie. El pacto con Nueva Izquierda que aupó a Cristina Almeida a la presidencia del grupo parlamentario sigue vivo. Almeida intervendrá en el debate políticamente más rico: el del estado de la región, lo que provoca una cierta desazón en algunos socialistas difícil de disimular. Tampoco cambia la composición de la dirección del grupo.

Lissavetzky se congratuló por la designación de Sabando. "Me alegro", decía, "de que sea un amigo el que me sustituya". Un amigo al que calificaba de "hombre de una gran capacidad de trabajo y de trayectoria socialista impecable" porque "reúne todas las condiciones necesarias para ser un gran portavoz".

¿Y el futuro? Optimista. Lo dijo ayer Lissavetzky: "Estamos en una buena situación".

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