_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Sucesión

Miquel Alberola

MIQUEL ALBEROLA

Viniendo de Alberto Ruiz Gallardón, nunca se sabe si un elogio facilita las cosas al destinatario o se las agrava. El caso es que el presidente de la Comunidad de Madrid lo soltó durante la presentación de la precipitada conferencia que impartió Eduardo Zaplana el miércoles en la capital de España, casualmente unos días después de que Josep Piqué dijera que la propuesta de financiación autonómcia hecha en su día por el presidente de la Generalitat era un buen punto de partida. "[Zaplana] es el hombre que necesita España en el futuro, cuando cumpla sus actuales compromisos", afirmó. Sin embargo, entre el auditorio, aparte de los alabarderos desplazados a propósito, apenas había un par de ministros con escasas posibilidades de continuidad. El castillo de arena levantado desde el entorno de Zaplana para proyectarlo como uno de los más firmes candidatos a la sucesión de José María Aznar se ha derrumbado con los resultados del 12 de marzo. Pese a la colosal aportación de votos realizada por el PP valenciano a la marmita común, que con el 52,2% supera a la media española, el esfuerzo queda diluido en el resultado global de la mayoría absoluta. La contribución electoral de Zaplana no ha encontrado la coyuntura que perfilaban los espacios comunes demoscópicos. En ese escenario no es determinante que el líder del PP valenciano tire del carro como el que más. Es como presentarse con un pollo cuando la paella ya está a punto de caramelo. Ni tan sólo queda la posibilidad de terciar ante Jordi Pujol. El sueño se ha desplomado: el sucesor de Aznar está en la fotografía de quienes le arroparon en la terraza del edificio del PP en la calle de Génova en Madrid en la madrugada del 12-M. Y hay que recordar que Ruiz Gallardón fue invitado a no salir. Incluso ha quedado obsoleta la estructura de Gobierno que lo apuntalaba como vértice de dos vicepresidencias, a cuyos titanes -José Joaquín Ripoll y José Luis Olivas- quizá convenga ir buscando acomodo. Ahora la única sucesión que queda por despejar es la del propio Zaplana. Y no es del todo improbable que dentro de tres años sea él quien opte a sucederse a sí mismo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_