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La ruptura del consenso en el cartel daña su imagen externa

Irán dio en la madrugada de ayer un portazo al resto de socios de la OPEP al negarse formalmente a suscribir el aumento de producción acordado en Viena, a pesar de que, de todas formas, también incrementará su oferta. Por ello, la posición iraní es mayormente política, destinada a levantar la bandera de la indepenencia frente a Estados Unidos y el resto de Occidente, que han presionado de diversas formas para lograr que el cartel coloque más petróleo en los mercados. Para rematar, Irak, miembro oficial de la OPEP, pero excluido de aumentos y recortes porque sólo puede vender crudo bajo control de la ONU, denunció la existencia de un "complot" internacional para hundir los precios del petróleo, castigar las economías de sus socios y acentuar su dependencia de Occidente. La ruptura del consenso en el cartel daña su imagen internacional y disminuye su capacidad de influencia, pero, según diversos observadores, no pone en peligro el futuro de la organización. Nadie duda de que si los precios caen el cartel será capaz de recomponerse.EEUU ejerció una enorme presión sobre los países de la OPEP durante los últimos meses para que subieran sus cuotas de producción, llegando a amenazar con la suspensión de la ayuda militar y económica a los países de la organización en la semana previa a la reunión. Washington, aconsejado por la Agencia Internacional de la Energía (AIE), pretendía un aumento de 2,5 millones de barriles diarios y obtuvo casi tres cuartos de esa cantidad.

Cuestión "de principio"

Las cuestiones "de principio" se han mezclado con la discusión sobre el número de barriles. Como lo resumió el ministro iraní del Petróleo, Bijan Namdar Zangeneh, la discusión no se centró en torno a "unos cuantos barriles, sino en una cuestión de principios". Si se ven las cifras del último informe de la AIE, la postura de los iraníes cobra cierto sentido. La producción real de la OPEP en febrero pasado fue de 26,63 millones de barriles diarios, tan sólo 240.000 barriles menos de lo que la OPEP prevé producir desde abril.

Pero el ministro saudí del Petróleo, Alí al Naimi, negó que "las presiones internacionales hubiesen estado presentes en las negociaciones" y aseguró que la decisión final "había sido el resultado del compromiso de la OPEP en pos de la estabilización de precios".

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