Riazor la toma con los árbitros
Conforme se va sintiendo detrás el aliento del Barça, el sistema nervioso de Riazor comienza a resentirse. Y, en esas circunstancias, aflora de nuevo esa vena victimista que contamina desde hace tanto la sangre del deportivismo. La derrota en el Camp Nou hace una semana y los supuestos favores arbitrales recibidos por el Barça el sábado en Málaga han vuelto a alimentar en A Coruña la teoría de la conjura. Fernández Marín, el colegiado que pitó ayer, pudo comprobar la hipersensibilidad del público ante cualquier decisión mínimamente controvertida. Mal asunto cuando ya se empiezan a buscar excusas.El Deportivo salió del Camp Nou indignado contra Medina Cantalejo, al que se reclamaba un penalti de Bogarde sobre Djalminha y se protestaban las dos tarjetas que acabaron con Mauro Silva en el vestuario. El clamor contra el arbitraje no cesó en A Coruña en toda la semana. Javier Irureta llegó a calificar a Medina Cantalejo como "el mejor defensa del Barcelona". En medio de tanta queja, no se oyó ni un asomo de autocrítica tras un partido que corroboró una verdad por el momento incuestionable: al Deportivo todavía le falta un peldaño para alcanzar la altura de los grandes, y no lo superará hasta que aprenda a no acobardarse en los grandes escenarios.
La indignación subió de tono en A Coruña el sábado tras correrse la voz sobre lo ocurrido en Málaga. El diario local La Voz de Galicia recogía ayer unas declaraciones de Lendoiro, quien, tras el partido de La Rosaleda, sentenciaba: "Se ve a simple vista: los grandes empiezan la Liga con ocho o diez puntos de ventaja". La revista oficial del club que se reparte cada domingo en el estadio, también alimentaba las teorías conspiratorias. En su editorial advertía de que los árbitros pueden provocar una "variación en el resultado final debido a sus intervenciones". "Lo que Irureta llamaba fuerzas fácticas ya está en marcha", añadía la publicación.
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