Bienvenida sea

Demos tiempo al tiempo. No se puede cambiar un partido de la noche a la mañana. No seamos ingenuos, como todo lo demás en la vida, los cambios sólo se llevan a cabo cuando hay algo que realmente lo justifique. No olvidemos que tras las elecciones municipales y catalanas todavía parecía posible la vuelta de los socialistas al poder. Sin embargo, ahora la derrota del 12-M se ha convertido en una razón de peso. Bienvenida sea.El partido socialista necesita encarar no tanto la renovación -algo siempre necesario por inevitable: todos morimos, los tiempos pasan, las inercias se rompen- como su adaptación a una nueva situación en la que ya no son queridos por el hecho puro y simple de ser socialistas y por haber protagonizado un cambio fundamental de nuestro país en los años ochenta. Concedámosles un mínimo de tiempo y comprensión. Sinceramente, creo que lo merecen. Y mientras tanto, asegurémonos de no caer en los cantos de sirena del partido de Aznar, que no dudará en fomentar entre todos nosotros los bajos instintos del dinero, los bajos impuestos y la supuesta y grandiosa cultura empresarial. Sinceramente, mucho me temo que después de ocho años del marido de Ana Botella seremos un poco más tontos o un poco menos conscientes -si se prefiere- de que hemos ido perdiendo no pocos ideales.-