El Mallorca se despide del torneo a medio gas y con otra derrota
El Mallorca trató de cumplir a medio gas su anunciado adiós a la Copa de la UEFA. Y cuando eso ocurre, la derrota es inevitable. El Galatasaray no dejó escapar la ocasión de contentar a su afición y con muy poquita cosa redondeó una eliminatoria ya saldada la semana anterior, cuando dejó tieso al Mallorca en Son Moix (1-4).Fernando Vázquez se remitió al partido de Liga ante el Valencia que se juega mañana mismo y dispuso un once con sólo cuatro titulares habituales, dos jugadores del filial (Novo y Romerito) y el juvenil Robles, al que hizo debutar con el primer equipo. El Galatasaray, recostado en su enorme ventaja de la ida, tardó en ajustar sus piezas y en tomarle el aire al partido. El Mallorca le creó problemas. Robles actuó con un desparpajo prometedor en el eje de la línea medular junto a Serrizuela, que fue el primero en advertirle a Taffarel de que iba a tener algún trabajo. Pero los principales problemas para la defensa turca los propició la movilidad de Carlos y sobre todo de Ibagaza, que desde la banda izquierda fue una cruz para Fatih.
GALATASARAY 2MALLORCA 1
Galatasaray: Taffarel; Fatih, Capone, Bulent, Ergun; Sas, Ahmet, Okan (Mehmet, m.77), Hagi, Ergun; Arif (Unsal, m.66) y Hakan (Marcio, m.85).Mallorca: Leo Franco; Armando, Romerito, Nadal, Siviero; Novo (Stankovic, m.71), Serrizuela, Robles, Carreras; Ibagaza (Djokaj, m.71) y Carlos (Diego Tristán, m.63). Goles: 1-0. M. 33. Hagi envía un centro que remata Capone por bajo. 2-0. M. 46. Hakan, tras un fallo del Mallorca. 2-1. M. 63. Carlos, tras jugada de Ibagaza. Árbitro: Stefano Braschi (Italia). Mostró tarjeta amarilla a Armando, Ibagaza y Robles. Expulsó a Fernando Vázquez (m. 89). Estadio Ali Sami Yen de Estambul. Unos 15.000 espectadores.
El partido no empezó a bullir hasta que Hagi decidió. El jugador rumano es en el Galatasaray más individualista, imprevisible y caudillo si cabe. Es un jugador en vías de extinción. No entra ya en los manuales del entrenador del siglo XXI. Pero si sus galones se imponen, como sucede en el Galatasaray, donde todo el equipo se le supedita, empezando por Taffarel, que lo primero que hace al sacar de puerta es mirar donde está su diez, el rumano es capaz de sacar de quicio al equipo rival. Y a base de exhibir su zurda y su dominio sobre el tempo del partido, Hagi decantó el partido. Forzó faltas, tarjetas y la desesperación de rivales y compañeros para acabar propiciando el primer gol.
El partido se le puso más feo de la cuenta al Mallorca cuando sólo empezar el segundo tiempo encajó el segundo tanto con la misma impunidad de alguno de los cuatro que recibió en la ida. Pero el equipo mallorquinista mantuvo la compostura, marcó, se reanimó con la entrada de jugadores de refresco y se echó hacia delante. El precio fue que el Galatasaray dispuso de muchos metros y varias ocasiones que desperdició para alivio de un Mallorca que suspiraba por acabar cuanto antes con el suplicio de un partido que todos hubieran querido ahorrarse.
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